jueves, 24 de mayo de 2018

Ciencia en la Gestión Pública (1): Retorica y poco rigor científico en las Reformas sobre modernización de la gestión pública en Europa:

Nos hemos referido diversas ocasiones a la rigurosa obra  de Pollitt y Bouckaert   sobre La reforma de la gestión pública: Un análisis comparado (INAP, 2010) que versa sobre las reformas administrativas  nacionales en 13 países de la OCDE-UE – no se incluye a España -, abordadas desde la década de los ’80. (Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Países Bajos,Finlandia,Suecia, Comisión Europea, Reino Unido, Australia, Canadá y EEUU)

Peters  en 1988 al revisar algunos de los principios esenciales de la reforma de la gestión del sector público concluye  que estos no deberían aplicarse categóricamente como si fueran principios universales sino que deben adaptarse a contexto organizaciones concretos. Es más considera que la teoría de la organización del sector público no está lo suficientemente avanzada  para proporcionar pautas para posibles reformas.
Pollitt- Bouckaert, considera acertada esta insuficiencia de evidencia y advierte de que la llamada a la necesidad de una teoría robusta de contextos no es atendida por la comunidad científica. Los factores contingentes –políticos, constitucionales y administrativos – no permite exportar la experiencias de un país a otro sin más. La comunidad científica guarda silencio al respecto entre otras razones porque los resultados no han sido los esperados por sus promotores y además las directrices de actuación de  los profesionales no coinciden con las exigencias científicas  y los postulador teoréticos no se concretizan lo suficiente para su aplicación. La opresión, la retórica y la flexibilización metodológica han sido las características  de la reformas tanto en la versión anglosajona-americana del New Public Management(NPM)  como la centro europea-UE del  Estado Neoweberiano (NWS). En suma en todo ha habido  más retórica que rigor.
Y sobre España que no está en el estudio podría decirse que las reformas adoptadas no fueron eficaces en cuestiones sustanciales sobre actitud en la gestión de liderazgo ni en la operativa. Sí ha habido notables avances en la eficacia, calidad y eficiencia de los servicios públicos por mor de la adaptación tecnológica y dinámica de ultraburocracia en cuanto a la predictibilidad y cálculo de las expectativas ciudadanas.
No ha habido más a la de modas administrativa impulsadas e impuestas con argumentación y retórica  política (Hood y Jackson) pero sin rigor analítico en términos de diseño de políticas. Me estoy refiriendo a las cartas de servicios, a los modelos de calidad (ISO,TQM, EFQM, IWA-4,…) y ahora con el E-GOV  que se no han supuesto avance serio en cuanto a una racionalidad instrumental, por no hablar del camelo de la transparencia, pues paradójico resultando que ahora con ella el 2017,  ha sido el peor año `para España según Transparencia Internacional, pues según el último índice de Percepción de Corrupción de la organización Transparencia Internacional se ha  incrementado la percepción de corrupción en España, ya que según este  índice de 2017 se otorga a  España su peor nota en transparencia desde que el organismo consolidara su metodología actual en 2012.

La gran  reforma que debió  ser no ha sido; la de la institucionalización del análisis científico en la decisión pública heterofinalista y destina a la ciudadanía. No sólo debió institucionalizarse universalmente o con pretensión de generalidad  el análisis  para la políticas sino también preparar los factores para su éxito (talento,  procesos y modelos  meatevaluativos) dada las serias restricciones de alta complejidad que conlleva tal esfuerzo.
Muestra de lo que decimos ha sido el derrotero del la Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y la Calidad de los Servicios (AEVAL) que ha dejado de estar plenamente operativa como consecuencia de la disolución de esta Agencia por el Real Decreto 769/2017, de 28 de julio (publicado en el BOE del 29 de julio), pasando sus funciones a ser asumidas por la Secretaría de Estado de Función Pública, a través del Instituto para la Evaluación de Políticas Públicas y de la Dirección General de Gobernanza Pública. 
No creo que el gap del modelo agencial haya sido solo la causa de este derrotero de infravaloración organiza sino más bien el incumplimiento político de que cumpliese con sus fines tal y como se contemplaron en su diseño orgánico y funcional.  De los niveles autonómicos o locales mejor no hablar, en especial el nuestro valenciano.

Cfr.
Peters Guy, “What Works?The antiphons of Administrative Reform, Assesing Public Sector Reforms.Canadian Centre for Management Development-Mac Gill-Queens Univ. Press, 1988, 78-107
Christopher Pollitt,C- Bouckaert,G.,   La reforma de la gestión pública: Un análisis comparado. INAP, 2010, 262-263.


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