Nos dice Gladden que
alrededor del 2000 a.c, ya se
había establecido un sistema dinástico en China
y probablemente los primeros gobernantes eran reyes-sacerdotes sin un asiento de gobierno fijo, estando la
corte en continuo movimiento. Así, la administración pública temprana
comprendía las regulares giras de inspección del rey y los viajes de homenaje
de los príncipes.
Se han atribuido muchos adelantos administrativos a Shun, uno de estos gobernantes legendarios,
incluso la utilización de exámenes para probar la capacidad para la promoción.
Se considera que la historia china comenzó con los
estados feudales del periodo Chou,
aproximadamente en 1030 a.c, El rey, que gobernaba por decreto divino, era
conocido como el hijo del cielo y tenía el título de Wang o gobernante y
contaba con la asistencia de un ministro jefe y otros ministros que atendían
diversas ramas tales como agricultura, obras públicas, ritos religiosos,
asuntos militares, sanciones y los asuntos personales y dominios directamente regidos
por el Wang. Debajo de éstos había una jerarquía regular de funcionarios
que constituían un servicio público considerable para la época, con tendencias
burocráticas que se estereotipaban cada vez más. Las tierras fuera de los
dominios del Wang se asignaban como feudos a una jerarquía de señores y
príncipes feudales, organizados en una nobleza escalonada en la que cada señor
feudal tenía sus propios funcionarios.
Confucio fue un maestro y no un
administrador pese a que ocupó un
modesto puesto oficial y sólo durante un breve periodo el reino de Lu se dedicó
a viajar por diferentes territorios impartiendo clases y esperando en vano que
algún otro príncipe le permitiera emprender reformas. En el año 484 a.C., tras
la frustración que supuso la búsqueda de un gobernante ideal, regresó por
última vez a Lu dedicándose a comentar a los autores clásicos.
Consideraba
que el buen gobierno era imposible bajo el sistema existente de gobierno
hereditario de muy difícil reemplazo,
por lo que el dilema podía superarse
separando las funciones administrativas
de las políticas y confiándolas a ministros y asistentes virtuosos y bien
capacitados, cuyo sistema de educación
estaba destinado a ser un éxito, en gran medida debido a que los gobernantes
eran lo suficientemente perspicaces como
para darse cuenta que los jóvenes así capacitados reunirían las habilidades que
ellos necesitaban y de que por su propio interés les convenía emplearlos. El
nuevo sistema se fundamentó en el principio de que el gobierno debía estar en manos de
hombres elegidos no por su nacimiento, sino de acuerdo con su virtud y
habilidad, y que su objetivo principal fuese la felicidad del pueblo. De esta
manera, la pobreza no era un obstáculo para estudiar y eventualmente ser
elegido para un cargo público. La instrucción era informal e individual,
dirigida principalmente por preguntas y discusiones. Los alumnos estudiaban determinados
textos y se discutían pasajes seleccionados. La preparación para las oposiciones
oficiales incluiría un estudio profundo de los principios del gobierno y la
discusión de situaciones que probablemente pudieran surgir de manera que los
estudiantes supieran qué hacer cuando se
encargaran
de una responsabilidad práctica. El estudio del caso no era tan moderno como podemos imaginar.
Los
nuevos gobernantes reconocieron la magnitud de la tarea administrativa que la
centralización creciente pondría sobre sus hombros. Los complejos servicios
nacionalizados requeridos para consolidar el nuevo sistema no podían ser
suministrados por el viejo tipo de funcionario. Se recurrió a una carrera
abierta a los talentos y los exámenes imparciales demostrarían ser un método de
selección más efectivo que la elección personal de los gobernadores provinciales, cada uno con sus propios
intereses que satisfacer.
En el año 206 a.c, comenzó el liderazgo de la dinastía Han que permanecería
en el poder durante más de 400 años. Gradualmente, bajo estos nuevos gobernantes
y sus hábiles asistentes, se consolidó un
extenso Imperio que se dividió en
provincias, que durante una temporada éstas y los estados
feudales coexistieron con territorios limítrofes constituidos como tao o
prefecturas principales. Con el tiempo, todo el Imperio se organizó
en un modelo administrativo de tres filas con trece provincias, cada una
subdividida en prefecturas principales, que posteriormente se dividieron en
distritos.
Como dijimos en entrada de 25 de agosto de
2011 siguiendo la filosofía de
Confucio - los propios actos externos de
las personas se basaban en las cinco virtudes de bondad, honradez, decoro,
sabiduría y fidelidad - los dirigentes
Han se empeñaron en consolidar un
sistema que permitiera gobernar la extensión y la complejidad del Imperio,
reforzando una estructura jerárquica y renovando el sistema educativo para el
servicio público.
No hay comentarios:
Publicar un comentario