lunes, 26 de febrero de 2018

Administración Pública y Burocracia en la historia (y 3). Las oposiciones y el sistema de examen imperial chino



 Weber  señala que en la época de Confucio todavía no se conocían los exámenes y no fue sino hasta el periodo Han cuando se implantaron inicialmente – terminando con el origen meramente aristocrático hacia otro meritocrático -   hasta evolucionar a un estable  sistema de examen imperial chino que se practicó entre los años 606 (dinastía Sui)  y 1905  como una  serie de pruebas que servían para seleccionar a los candidatos a funcionarios.
Durante la dinastía Song se abolió la prueba de actitud (aristocrática)  y se sustituyó por el Examen de Palacio (centrado exclusivamente en los  conocimientos) y por primera vez la mayoría de los funcionarios fueron seleccionados en función del resultado de las pruebas. Pese a ello no se termino radicalmente con el sistema aristocrático , si bien  ahora tanto  campesinos  como  ministros del imperio podían ascender en la escala social por medio del sistema de examen, lo cual marcaba al Estado con rasgos democráticos, toda vez que esto  habría de esperar en Europa  hasta el siglo XIX . Paradójicamente en 1905 la regente Cixi abolió el sistema a causa de la presión ejercida por los reformistas.
Las notas características fueron las siguientes;
·     Únicamente se admitían hombres.
·     No había ningún límite de edad.
·     El candidato debía demostrar que, desde hacía tres generaciones, nadie de su familia se había dedicado a ninguna profesión indigna
·     Los niveles más bajos del sistema eran los exámenes para obtener el título de licenciado en el ámbito local (exámenes de Distrito, Prefectura y de Aptitud)
·     Estos exámenes permitían acceder a una escuela superior y después tomar parte en las pruebas de nivel superior, para la provincia, de la Capital y de Palacio, cuyos diplomados llevaban el título equivalente a los occidentale

Los exámenes de Distrito se celebraban en todo el imperio dos años sí y uno no  en cada uno de los distritos y consistían en cinco sesiones de un día cada una. 

Los Exámenes de Prefectura tenían lugar en el recinto de examen de la capital de la prefectura perteneciente. Los candidatos se distribuían en grupos según el distrito de procedencia, donde cada uno recibía diferentes preguntas y era evaluado por separado. El Examen estaba compuesto por tres días de examen.

Examen de Aptitud  suponía una  prueba de cuatro días constituida y era el  último de los exámenes de acceso a las escuelas superiores, se celebraba a nivel de se celebraba a nivel de prefectura, pero la dirección  y corrección de los exámenes, correspondía a  "guías de estudios provinciales" ( funcionarios asistidos  por 5 o 6 secretarios)  que  informaban  directamente al emperador.
En 1830 el número de licenciados  era de un millón aproximadamente, un 0,3 % del total de la población, y ya su perversión suponía que  cerca de una tercera parte de estos había  comprado el título debido a los problemas económicos del emperador.

El Examen de Provincia  sólo tenía lugar cada tres años, consistía de tres reuniones, cada una de las cuales se prolongaba tres días y durante las cuales los candidatos debían trabajar en un estricto aislamiento en celdas individuales,  inspeccionados aparte por altos funcionarios imperiales procedentes de Pekín, obteniendo el grado de maestro.

El Examen de la Capital tenía lugar el tercer mes del año siguiente al del Examen de Provincia, celebrándose las pruebas era el recinto central de examinaciones de Pekín. Consistía de tres sesiones de más de un día cada una y era inspeccionado por el Ministro de Ritos en persona, el cual era auxiliado por 22 examinadores más. Los diez mejores exámenes eran mostrados al emperador para que escogiera. Originariamente, era el último del sistema de exámenes y los candidatos que lo aprobaban recibían el título de doctor  y podían acceder a todos los niveles de la administración pública. Tras la introducción del Examen de Palacio, el Examen de la Capital ya no servía ni para recibir el título ni los derechos que comportaba, sino que sólo permitía tomar parte en el Examen de Palacio.

 El Examen de Palacio como el más elevado se realizaba en presencia del Emperador en unas celdas ubicadas en recintos inaccesibles fuertemente vigilados y desde una  torre central  se emitían unas  señales acústicas. Los candidatos aprobados  obtenían el grado de doctor   y podían acceder a todos los niveles de la administración pública.
El Examen de Palacio sustituyo a  la "prueba de actitud" que se evaluaban la apariencia, la presencia, la manera de hablar, la caligrafía y el buen juicio de los candidatos que habían aprobado el Examen de la Capital y  permitió  fortalecer la influencia del emperador en el sistema y  asegurar la lealtad de los mandarines de más peso. Recibe su nombre de la Ciudad Prohibida y era inspeccionado por el "hijo del Cielo" en persona ya que en la corrección se reunía con los ocho mandarines que lo aconsejarían en la evaluación en el Palacio de la Cultura. Las respuestas se iban pasando entre los consejeros, los cuales las evaluaban con uno de los siguientes símbolos: círculo vacío (100 %), círculo lleno (80 %), triángulo (60 %), línea (40 %) o cruz (20 %). Los diez mejores eran mostrados al emperador, el cual emitía el voto final y procedía a establecer un orden (de los mejores a los peores) entre los candidatos y no estaba atado a ninguna directiva o pauta y era completamente libre de tomar cualquier decisión.

·     Fuera del sistema oficial estaban los exámenes extraoficiales para poder utilizar, de este modo, el talento político potencial de los candidatos, facilitando a los candidatos el acceso  por una vía más simple. Esta vía fue utilizada para hombres que se encontraban aislados de lso centros administrativos o para ganarse adeptos a  nuevas dinastías  con el examen "para hombres eruditos de forma extraordinaria", el primero de los cuales tuvo lugar el año 1678, en tiempo del emperador Kangxi. Eran objeto de burlas por sus homónimos del sistema oficial.
·     La  materia del examen  en todos los niveles del sistema era una redacción sobre los temas de los Cuatro Libros (La Gran Enseñanza; Analectas de Confucio;  El Justo Medio y el Libro de Mencio)  y los Cinco Clásicos (Clásico de los Cambios; Clásico de la Poesía; Clásico de los Ritos; Clásico de los Documentos y Crónica de Primaveras y Otoños) y los  alumnos tenían que aprender de memoria estas obras que, en total, tenían aproximadamente 431. 000 caracteres. También en los exámenes de acceso a las escuelas superiores, los candidatos habían de escribir de memoria uno de los dieciséis capítulos del Sheng Kuangxun acerca  de cuestiones de educación y formación.
·     En todos los niveles del sistema se valoraba de forma elevada la observación de las formalidades (vg. Desarrollo de  la antítesis del tema en ocho capítulos de 700 caracteres cada uno o los caracteres debían ser escritos en el estilo kaishu, en el cual los trazos se han de escribir dentro de un cuadrado imaginario, de tal manera que parezca que sean impresos. No se permitían ni correcciones ni manchas) En 1858 un soborno acabó con más de una condena a muerte y en todos los niveles de las pruebas, todos los días de examen y en todas las sesiones, se empezaba con cacheos e inspecciones de los materiales llevados a la prueba y llevar  dinero era ilegal, puesto que se podía usar con la finalidad de sobornar. Si los guardias encontraban algo prohibido, el guardia recibía un premio, mientras que el candidato descubierto era expulsado del examen.
·     Igualmente se tomaban  medidas de seguridad para evitar el favorecimiento de un candidato en concreto en la corrección y los exámenes se evaluaban en una estricta clausura y sólo llevaban el número de celda correspondiente. A los examinadores, para evitar que pudieran identificar la letra del candidato, no se les entregaba el original en tinta negra.
·     El requisito principal para aprobar en los exámenes imperiales era la habilidad para reproducir un texto de memoria. El candidato debía ser capaz de retener en la memoria un canon de conocimientos entero y fiel al original, de decirlo de memoria, palabra a palabra, si se lo pedían, y de tomarlos como modelo en la elaboración de redacciones o debates. No se pedía tanto sobre la especialización en una materia o el desarrollo. Estaba muy extendida la creencia budista que decía que el aprobar el examen estaba en relación con la autoridad moral del candidato o su vida anterior.
·     Los numerosos candidatos podían repetir tantas veces como quisieran. Esto explica el elevado número de candidatos viejos. Presentarse cinco veces o más a un examen no era ninguna rareza y algún caso hubo de  35 años preparándose para los exámenes y un total de 160 días dentro de los recintos. Sólo uno de cada cien candidatos obtenía el título de licenciado y sólo uno de cada tres mil licenciados obtenía el título de doctor. Los candidatos suspensos se  dedicaban a hacer de profesores privados o se decantaba por la filosofía y el arte o incluso de estos círculos surgían  líderes rebeldes o los reclutaran en revueltas y levantamientos que constantemente sacudían el imperio.
·     Era costumbre que al final de todos los exámenes los examinadores invitaran a los candidatos aprobados a un banquete, con el cual tanto ellos como el emperador, les expresaban las gracias y el respeto ganado. Una vez acabados los exámenes, se quemaban los originales y también las copias, en reverencia a la palabra y los nuevos funcionarios hacían sacrificios religiosos

(Cfr. Las obras citadas de  Gladden y las clásicas de  Weber además de una  síntesis de  https://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_de_examen_imperial_chino)

Administración Pública y Burocracia en la historia (2). Origen de la burocracia china



Nos dice Gladden que  alrededor del  2000 a.c, ya se había establecido un sistema dinástico en China  y probablemente los primeros gobernantes eran reyes-sacerdotes  sin un asiento de gobierno fijo, estando la corte en continuo movimiento. Así, la administración pública temprana comprendía las regulares giras de inspección del rey y los viajes de homenaje de los príncipes.
Se han atribuido muchos adelantos administrativos  a Shun, uno de estos gobernantes legendarios, incluso la utilización de exámenes para probar la capacidad para la promoción.
Se considera que la historia china comenzó con los estados  feudales del periodo Chou, aproximadamente en 1030 a.c, El rey, que gobernaba por decreto divino, era conocido como el hijo del cielo y tenía el título de Wang o gobernante y contaba con la asistencia de un ministro jefe y otros ministros que atendían diversas ramas tales como agricultura, obras públicas, ritos religiosos, asuntos militares, sanciones y los asuntos personales y dominios directamente regidos por el Wang. Debajo de éstos había una jerarquía regular de funcionarios que constituían un servicio público considerable para la época, con tendencias burocráticas que se estereotipaban cada vez más. Las tierras fuera de los dominios del Wang se asignaban como feudos a una jerarquía de señores y príncipes feudales, organizados en una nobleza escalonada en la que cada señor feudal tenía sus propios funcionarios.

Confucio fue un maestro y no un administrador  pese a que ocupó un modesto puesto oficial y sólo durante un breve periodo el reino de Lu se dedicó a viajar por diferentes territorios impartiendo clases y esperando en vano que algún otro príncipe le permitiera emprender reformas. En el año 484 a.C., tras la frustración que supuso la búsqueda de un gobernante ideal, regresó por última vez a Lu dedicándose a comentar a los autores clásicos.
Consideraba que el buen gobierno era imposible bajo el sistema existente de gobierno hereditario de muy difícil  reemplazo, por lo que  el dilema podía superarse separando las  funciones administrativas de las políticas y confiándolas a ministros y asistentes virtuosos y bien capacitados, cuyo  sistema de educación estaba destinado a ser un éxito, en gran medida debido a que los gobernantes eran lo  suficientemente perspicaces como para darse cuenta que los jóvenes así capacitados reunirían las habilidades que ellos necesitaban y de que por su propio interés les convenía emplearlos. El nuevo sistema se fundamentó en el principio de que el gobierno debía estar en manos de hombres elegidos no por su nacimiento, sino de acuerdo con su virtud y habilidad, y que su objetivo principal fuese la felicidad del pueblo. De esta manera, la pobreza no era un obstáculo para estudiar y eventualmente ser elegido para un cargo público. La instrucción era informal e individual, dirigida principalmente por preguntas y discusiones. Los alumnos estudiaban determinados textos y se discutían pasajes seleccionados. La preparación para las oposiciones oficiales incluiría un estudio profundo de los principios del gobierno y la discusión de situaciones que probablemente pudieran surgir de manera que los estudiantes supieran qué hacer cuando se
encargaran de una responsabilidad práctica. El estudio del caso no era tan moderno como podemos imaginar.
Los nuevos gobernantes reconocieron la magnitud de la tarea administrativa que la centralización creciente pondría sobre sus hombros. Los complejos servicios nacionalizados requeridos para consolidar el nuevo sistema no podían ser suministrados por el viejo tipo de funcionario. Se recurrió a una carrera abierta a los talentos y los exámenes imparciales demostrarían ser un método de selección más efectivo que la elección personal de los gobernadores  provinciales, cada uno con sus propios intereses  que satisfacer.
 En el año 206 a.c, comenzó el liderazgo de la dinastía Han que permanecería en el poder durante más de 400 años. Gradualmente, bajo estos nuevos gobernantes y sus hábiles asistentes, se consolidó un extenso Imperio que  se dividió en provincias,  que  durante una temporada éstas y los estados feudales coexistieron con territorios limítrofes constituidos como tao o prefecturas principales. Con el tiempo, todo el Imperio se organizó en un modelo administrativo de tres filas con trece provincias, cada una subdividida en prefecturas principales, que posteriormente se dividieron en distritos.
 Como dijimos en entrada de 25 de agosto de 2011  siguiendo la filosofía de Confucio  - los propios actos externos de las personas se basaban en las cinco virtudes de bondad, honradez, decoro, sabiduría y fidelidad -  los dirigentes Han  se empeñaron en consolidar un sistema que permitiera gobernar la extensión y la complejidad del Imperio, reforzando una estructura jerárquica y renovando el sistema educativo para el servicio público.

Administración Pública y Burocracia en la historia (1). Poder político y religioso y su administración.



Gladden en Una  historia de la  Administración  Pública (Tomo 1 Desde los primeros tiempos hasta el S. Xl) afirma que  es claro que el funcionario se cuenta primitivamente entre los primeros profesionales. La popular pretensión respecto a considerar la prostitución como la profesión más antigua, no es por lo tanto idónea para someterse a una investigación concienzuda. Ciertamente las costumbres normales de la sociedad tribal conceden poco colorido a este popular eufemismo.  Quien  practicaba la religión, el shaman, fue el primer especialista. Su profesión, y no la prostitución, es la más antigua pues su  existencia ya se encuentra en el  pleistoceno tardío.
Gladden  considera que desde las civilizaciones antiguas la Administración fundamentalmente  ha venido prestando diez tipos de servicios básicos;          Administración general,Defensa,Administración local,        Producción, Abastecimientos,Comunicaciones,   Construcción,             Servicios sociales ,Relaciones exteriores y Religión. Desde  las primitivas civilizaciones se ha unido poder religioso y poder político en cuanto a que el monarca era un delegado del dios o dioses de turno para administrar el mundo. Los diversos chamanes  han estado muy unidos a la divinidad humana del potificex máximo, hasta tal punto que dentro de las primeras  tareas de la administración estaban la del propio poder religioso. Esto  ha sucedido con los sátrapas mesopotámicos, con  los egipcios  y chinos en las civilizaciones más antiguas. 
En la civilización árabe es clave el tránsito del Califato - institución religiosa - al Sultanato, -  institución burocrática y centralizada – como proceso de concentración del poder en manos del gobernante, porque las funciones generales del Califato recayeron gradualmente en el visir como el administrador de más alto rango. Los libros de administración musulmanes dan cuenta de ello y a la vez constituyen la creación intelectual administrativa más importante de la antigüedad.  Surgió así el denominado  Adab, un género literario con fines didácticos-políticos: formar a los reyes en el arte del gobierno. La obra más representativa de este género es Principios de administración temporal de Al Mawardi (974-1058), quien en dicha obra sintetiza  los fundamentos de la administración musulmana,  su organización, funcionamiento y procedimiento de trabajo.  
Esta vinculación con lo religioso esta también en  nuestro contexto occidental  hasta periodo tardío con la literatura del  espejo de príncipes español y  ciertamente también con la Ciencia de la Policía, al menos en su primera etapa y no tanto ya en  la policía ilustrada previa a la administración moderna. La personalización de la res publica en el príncipe – presuntamente virtuoso religiosamente - desaparece felizmente con la modernidad y la despersonalizacion del Estado que comenzó con la revolución francesa.  Por eso Bonnin nos dice en la introducción de su obra que  (…) La Ciencia de la Administración  es nueva. Resultante por entero de los progresos de la razón en materia de legislación y de organización política en los tiempos modernos; será para las generaciones futuras un monumento al talento de Napoleón, así como sus primeros ensayos fueron una de las ventajas  de la revolución de Francia.
Jamás ningún pueblo conoció los beneficios de una sabia administración, porque los legisladores siempre ignoraron sus elementos y sus principios: de ahí las vejaciones y los abusos de poder, de los que las naciones fueron continuamente víctimas en su interior, porque nunca leyes precisas y reglas fijas habían tratado los límites de la autoridad pública, ni determinado las relaciones de cada uno con todos (…)