jueves, 28 de diciembre de 2017

El Pilar europeo de los derechos sociales (1): El estallido de la bomba demográfica

España perderá un millón de habitantes en 15 años lo que augura una sociedad envejecida, un estancamiento económico y muy graves problemas fiscales y que afectará al mantenimiento del Estado del bienestar en todos sus aspectos  y todo ello  debido a que la  natalidad no cubre la tasa mínima de reemplazo y que este año se cerrará con un descenso vegetativo de población, con la menor tasa de la historia de natalidad sobre población, e incluso con un saldo migratorio negativo,  que durante años ha sido el salvavidas estadístico.
Desde 1941 nunca se ha registrado una tasa tan baja  de natalidad como la actual, con solo 8,79 nacidos por cada mil habitantes, que supone la mitad de la que teníamos en 1978.  Se han superado los 400.000 nacimientos en  2012, 2015 y 2016. La prospectiva señala  330.000 nacimientos en 2030 y sobre  300.000 en 2050. España perderá un millón en 15 años, y 5,3 en 45 años.
Esta situación guarda estrecha relación ese mantra que se repite acerca de que por primera vez la generación de nuestros hijos vivirá peor que nosotros y que se  explica  en diversas obras recientes (La sociedad que seremos; Abuelo, ¿cómo habéis consentido esto?;  El muro invisible. Las dificultades de ser joven en España) que nos muestran como los jóvenes se enfrentan a un espeso muro que les impide construir su futuro debido a la precariedad, la falta de oportunidades, las dificultades para emanciparse y construir un hogar, y las deficiencias del sistema educativo. El gasto público en Educación cayó un 17% entre 2009 y 2014 y nuestro modelo de bienestar  no ha redistribuido hacia los que más lo necesitan, pues las políticas públicas han protegido más a los jubilados que a los jóvenes y a los niños, siendo  los menores de 0 a 17 años el grupo de edad con el porcentaje más alto de pobreza.
El ascensor social como posibilidad de que los hijos de las clases menos favorecidas  mejoren su nivel de vida chocan con el deterioro de la educación pública pues la desigualdad de oportunidades se muestra como una de las injusticias más lacerantes que deja la crisis de 2008 y el abandono escolar se muestra como el gran drama de nuestro sistema educativo.

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