viernes, 28 de abril de 2017

La zona púrpura (2)


Ya señalamos que unos de nuestros referentes Yehezkel Dror al analizar la necesidad de capacidades y conocimientos del alto funcionariado, no confiaba en  los  test de personalidad, dada la poca fiabilidad especifica que suponen las pruebas hasta ahora practicadas, por lo que apostaba  por  otro modelo  normativo   ( Cfr. https://blog.uchceu.es/ciencias-politicas/mejorar-la-decision-publica-javier-pinazo/)

En el año 2008 se redactó un protocolo sobre la “carta de buenas prácticas de gobierno” que la Generalitat y las tres diputaciones provinciales de la Comunidad enviaron a los alcaldes. Se trataba de cumplir con el  derecho a la buena Administración  regulado en el titulo segundo del Estatuto de Autonomía, mediante las siguientes actuaciones:

·       Autocumplimiento de la GVA de tales compromisos a través de su control conjunto mediante mecanismos de calidad
·       La articulación de un observatorio o comisión de evaluación, con una amplia participación de los actores
·       Fomento del Estado de Derecho «para garantizar la igualdad de todos los ciudadanos, la equidad, imparcialidad y previsibilidad».
·       trasparencia y rendición de cuentas.
·       compromiso ético, articulado  en un código de conducta política, que plasmara el compromiso de actuación ética de los cargos elegidos democráticamente con la sociedad, con la Administración, con los partidos políticos que representan y con los miembros de su gobierno autonómico o local
·       Compromiso con el déficit cero  y con una gestión financiera justa y equitativa, orientada a la consecuencia del bienestar de la ciudadanía

 Puede leerse en prensa que los autores de la misma, casi en su totalidad,  cumplen penas de prisión por corrupción, política y fiscal, o están siendo investigados por pertenencia a banda criminal.
En contra de las suspicacias de Dror  se afirma en otros foros que en la actualidad  cualquier ciudadano que desee aspirar a un puesto en una organización, empresa o incorporarse a determinados puestos  tiene que pasar por una serie de evaluaciones psicométricas y de conocimiento, así como entrevistas personalizadas y hasta tests anticorrupción, en aras de determinar si el candidato es tanto capaz como digno de confianza para  el puesto  Y se afirma que  los avances en la psiquiatría han llegado a tal
nivel, que a través de escáneres cerebrales se puede predecir al evaluar la fisiología cerebral las conductas psicópatas, depresivas o enfermizas para poder tratarlas y medicarlas a tiempo respecto.
 En esta línea se pregunta que , si llevar a una nación, estado o ciudad a buen puerto requiere de un perfil de altísimo nivel de capacidad, salud mental, estructura ética y moral, así como de inteligencia intelectual, política y emocional, ¿por qué no se ha  formulado mecanismos para  filtrar a los personajes que llevamos al poder?  
Este filtro, se dice que tal vez  ahorraría el trabajo de emitir leyes regulando la desconfianza, y evitar como las severas pérdidas económicas del erario público.
Ya Charles Merriam  - uno de los padres de las Ciencias de políticas  y desde la promoción  del   conductismo en la ciencia política, escribió en 1926 una suerte de  listado de  atributos que los líderes políticos deberían poseer:

·       Inusual sensibilidad para la dirección de tendencias sociales e industriales.
·       Percepción rápida y aguda de los posibles cursos de acción de la comunidad, con una consecuente rápida acción.
·       Facilidad para combinar grupos y compromisos, diplomacia política en ideas, políticas y distribución de cargos.
·       Facilidad para los contactos personales con una gran variedad de tipos de personas.
·       Facilidad para la expresión intensa de los sentimientos e intereses de grandes grupos de votantes.
·       Coraje semejante al del comandante militar.

Reecomendaba igualmente el examinar a fondo los comienzos del líder, sus orígenes ancestrales, sus padres, sus compañeros de juventud, su medio, su vida de juventud y su educación, entretenimiento, intereses e ilusiones, incluyendo la historia médica y todo dato biológico y psicoanalítico posible; deberíamos indagar sus rasgos intelectuales y temperamentales usando todos los mecanismos de la psicología moderna, la psiquiatría y el sentido común.

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