martes, 4 de octubre de 2016

La contingencia como variable determinante en la Administración Pública: Administración Pública sin Estado - en los Estados Unidos- (1)



Donald  Kettl  en Sistema bajo stress, el desafío a la gobernabilidad del siglo XXI (2013), analizó el sistema político de EE.UU  a la luz de los retos del 11S, el huracán Katrina, la crisis financiera  y las reformas llevadas como  consecuencia de todo ello, para concluir que está en duda que la Administración (en sus funciones fiscal,reguladora, de control,…) esté hoy mejor preparada para predecir y gestionar eficazmente las crisis financieras futuras. Este año de  2016  ha publicado Escapando del Gobierno Jurásico: cómo recuperar el compromiso perdido por  la competencia,  proponiendo escenarios de cambio social, que tiene a la Administración Pública como instrumento. Se parte del bajo rendimiento y alta desconfianza, con enormes implicaciones para la gobernabilidad de EEUU -  también común en Europa- así como la mala relación con los ciudadanos.
Propone  a la par un renacimiento hacia un nuevo espíritu de la Administración Pública progresiva, si bien ahora - no como el new deal - no en aras de una gran  Administración, sino hacia un buen gobierno.  Esto ha de ser una tarea política en aras de trabajar en nombre de la ciudadanía, de mejores servicios, disminución de las presiones políticas, de los intermediarios  y  de los fracasos de gestión. Tareas ellas para salir del cuello de botella. Esta obra refleja la idiosincrasia  propia de la Ciencia de la Administración  americana;  Pensar en la Administración Pública, sin Estado .
De su parte R.J. Stillman en ¿Dónde va la Administración Pública estadounidense?, en Gestión y Política Pública, 2-1 de 2008.  Nos da cuenta de la dinámica de los estudios en Administración Pública. Mientras que en Europa llevábamos más de  cuatro siglos, en esta tarea es en 1887, cuando apareció el primer ensayo, sobre la necesidad de “El estudio de la administración”,  por  Woodrow Wilson, publicándose en 1926  el primer libro de texto con el  título: Una introducción al estudio de la Administración Pública, de Leonard White.
Stillman nos da cuenta de que la Constitución norteamericana de 1787 no hace mención alguna del servicio civil, los presupuestos, la gestión Pública  la organización ni de nada que huela siquiera a administración. Su razón última está en el acto constitutivo de la nación ya que  la Declaración de Independencia de 1776 contiene en gran medida la necesidad de  evitar los agravios administrativos  regios de Jorge III, como razón fundamental de los colonos para incitar a la revolución.  Lord Acton,  afirmaría que la constitución estadounidense se concentró en proteger las libertades individuales o “negativas”. Así, en una nación en la cual la Constitución se reverencia como a la  Santa Biblia, la  Administración  Pública fueron –y siguen siendo– es considerada por muchos como algo extra constitucional y hasta ilegítimo.
Pero resultó que las grandes corporaciones o los grandes sindicatos, la inversión extranjera, la veloz urbanización, las innovaciones tecnológicas masivas, el peligro militar e internacional del extranjero, la inquietud ante la fuerza de trabajo y la administración, y los considerables trastornos económicos a partir de los inicios del siglo XX, transformaron la mentalidad hacia la necesidad de  nuevos servicios gubernamentales proporcionados a una sociedad de masas.
La gran diferencia – nótese_  es que  a diferencia de  Europa y  del resto de aquel orbe -  donde hubo primero Estados administrativos fuertes y después constitucionalismo democrático - , Estados Unidos primero tuvo su Constitución y sólo después, a regañadientes, creció su Estado administrativo para que, por último, hicieran su aparición  las ciencias administrativas. Ciencias que no han dejado de ser  inductivas, experimentales, fragmentarias, aplicativas, y casi siempre centradas en el cuestionamiento de los presupuestos ortodoxos, en especial la separación política-administración y sus diferencias o semejanzas con la gestión privada en aras del logro de la eficiencia.
Ya sabemos que nuestra tradición parte de un sentimiento de aprecio por el Estado y su función de mejorar en la  democracia liberal y social, lo que invita a las teorías deductivas de arriba a abajo, bajo el principio de unidad de acción, centralismo, dirigismo político. … 
El antagonista americano desde el  hecho inconcebible, de adoptar un Estado de arriba abajo, informado por una teoría administrativa deductiva tuvo que crear una teoría  inductivamente, desde las fragmentadas experiencias de un determinado sistema de servicio civil, ensayando sistemas  presupuestarios de allá, o desde la implementación de experiencias administrativas locales.
El marco jurídico sería, en lugar de un nuevo  derecho administrativo o la tradición positiva del derecho, una   metodología de enseñanza e investigación, arraigada en su  Constitución antiadministrativa y en un  derecho común basado en los precedentes   de casos previos. Esta escasez e  insuficiencia llevo al éxito al primer texto de Leonard White que  optó por basar el nuevo campo en el proceso  gerencial, más que en el fundamento del derecho. La  administración científica de  Taylor vino al dedo para congraciar una Administración Pública con la  era progresista (1900-1920), y su idea de  personas  “respetables y tenaces propias de un  hombre de negocios para dirigir un gobierno  eficiente y económico. Los enfoques neoclásicos de Mooney o Gulick-Urwick son meras adaptaciones.

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