miércoles, 10 de febrero de 2016

Regeneración institucional de la Gestión Pública

La renovación de la función pública. Estrategias para frenar la corrupción política en España es el último libro del Catedrático de Ciencia Política, profesor Carles Ramio, publicado ahora en febrero. El objetivo del mismo es (…)  presentar un  conjunto de propuestas para la regeneración del sistema político e institucional que puedan contribuir a frenar la dinámica de corrupción en la que se ha sumido el país durante las tres últimas décadas. Pero previamente este ensayo realiza un trepidante análisis, con múltiples ejemplos, de las diversas prácticas corruptas impulsadas por políticos y empresarios con la colaboración, entre activa y pasiva, de los sindicatos, los medios de comunicación y de amplios sectores sociales. Una de las conclusiones es que las instituciones y los empleados públicos no han querido participar de la cultura de la corrupción y esto supone una magnífica palanca de cambio para que las propuestas presentadas en el libro puedan tener un impacto rápido y positivo y atajar en un porcentaje muy elevado de las dinámicas de corrupción acontecidas hasta ahora. Estas son las tareas que tenemos por delante para frenar, de una vez por todas, el saqueo público (…)

La regeneración institucional pasa por estrategias que blinden a las instituciones y a sus agentes de los comportamientos desviados de sus fines. La desviación de poder o el fraude de ley en términos jurídicos, la perversión funcional en lenguaje técnico-organizativo o la anteposición de los fines secundarios a los fines primarios en sede de ética pública. Esto es lo que hay que evitar y la para ello, hay que procurar una dinámica que permita al gestor de turno hacer lo indebido. Ultraburocracia maquinal es un buen instrumento, transparencia es otro, control interno otro y, sobre todo, regeneración socio-política. Políticos, empresarios, sindicatos tienen que sellar un pacto social, al estilo noruego, para que la gestión Pública sea de verdad un servicio.
A mi parecer la regeneración institucional en la Administración Pública significa que se  materialicen las políticas de manera eficaz y eficiente. El funcionario debe obedecer al político pero este debe obedecer la racionalidad delos servicio público.

Para ello no hay más que,

1) Impedir o restringir  el acceso de la personificación de la perversión (ya se habló en su día de test ad hoc)
2) Impedir o eliminar la ineptitud funcional (procesos de selección adecuados)
3) Liderazgo normativo (formación óptima)
4) Cambio en la racionalidad de la decisión crítica  (análisis más científico)

 Todo ello supondrá la exigencia  institucional – y tal vez incluso un derecho público subjetivo - de que las políticas obedezcan a un diseño e implementación racional-analítico-secuencial. La mayoría de las actuaciones gubernamentales, como lamentablemente sucede en la práctica, se explican desde un dinámica de garbage can, o sea desde la mínima o nula racionalidad, que obedece o al desgobierno, o como mínimo al mal gobierno. Pues recordaremos de nuevo que hoy buen gobierno– Aucoin dixit- requiere  ser  políticamente responsable y a la par, capaz de formular e implementar políticas públicas sustantivamente valiosas.

 La Ciencia de la Administración  tiene esto más que estudiado, y no exentos de problemas, pero parte de su dimensión aplicativa depende en buena manera  del momento político. Hemos cambiado de caras pero no se atisba el cambio de actitudes. Seguro que el libro que mencionamos, como siempre será oportuno e interesante en su diagnóstico y en sus propuestas.

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