domingo, 28 de febrero de 2016

¿Más de lo mismo? (y 2) ; El Politólogo

He leído que para ser un politólogo competente se precisa: Capacidad de negociación y resolución de problemas; dotes de observación; capacidad de análisis, de síntesis, de relación y de autoevaluación; espíritu crítico e imaginativo; curiosidad e interés por el entorno; capacidad de adaptación, polivalencia, trabajo en equipo, tolerancia y sociabilidad y buena memoria y gusto por la lectura, además de conocimientos expertos de la administración pública y del sistema político.Yezhekel Dror  añadiría tener vastos conocimiento de historia.
Se ha dicho también que hoy  la capacidad de pensar entre los politólogos que dominan la disciplina atraviesa una severa crisis a pesar de una  creciente presencia e institucionalidad científica y académica. La crisis está en la creación de conocimiento irrelevante, con fecha de caducidad, obsoleto, redundante, y su mayor pare en reflejar que tenemos modos e instituciones ya caducados. Así se ha definido esta crisis como "chatarrización de la ciencia política" o  “muerte aparente en el pensar”. 
Sabemos por aburrimiento del error de situar a la Agencia Estatal de Evaluación (AEVAL) dentro del poder ejecutivo, de la necesidad de reforma del Consejo del Poder Judicial, Senado,Diputaciones, … o de la innecesariedad  de inventos insustanciales, que no sirven para impedir aquello que Bauman define como propio de ahora; "el olvido del amor, la amistad, los sentimientos, el trabajo bien hecho”.
En anteriores entradas  de 22 de febrero de 2015 nos referíamos a   La caída de los dioses (1): Reyezuelos vs. líderes   y ¿Podemos terminar con la corrupción en la Administración? (y2): El último dominó, para dar  cuenta de un fenómeno inevitable como ley científico social a producirse.
Nos referíamos al previsible  (…) escenario  patético de caídas y huidas  de dioses menores, cuyo mérito no ha sido otro que el de la adulación de sus dioses mayores, previamente caídos.   El inepto se sirve de mediocres, cual bufones, para que le autoafirmen en sus erráticas decisiones, en su mediocridad intelectual o en su inmadurez psicológica, a cambio de puestos en órganos político-administrativos y socio-económicos, edulcorados con buenos presupuestos y/o subvenciones (...)
(…) los sistemas caóticos per sé, terminan autodestruyéndose por mor de las entropías endógenas, por ello es de esperar que corrupción, como las mafias, el crimen organizado, las sectas,  suelen acabar comidas por sí mismas  por una suerte de teoría del domino, en las unos arrastran a otros (…)
No tenemos por desgracia un pensamiento - político y económico-  capaz de prescribir conforme  a lo que la sociología describe. Parece que la realidad nos supera, y es así en buena parte y no debe minusvalorarse. Llama poderosamente la atención como el pensamiento administrativo del S XIX se adelanto a su realidad, y posteriormente en una parte la sociedad se conformó de acuerdo a sus postulados. O fueron profetas o buenos nutrientes para los políticos reformistas. Tal vez hoy exista un divorcio excesivo entre la ciencia y la política, so pena de que la ciencia actual sea inútil o irrelevante cualitativamente, no obstante su incremento cuantitativo.  Cuanto más reticente sea un político a  las innovaciones en favor al interés general, mas necesario es un asesor capacitado en las habilidades propias del politólogo.
Lo que por aquí tengo visto oído y constatado, es que hay más de lo mismo en lo sustancial (la decisión política) , aunque muy distinto en lo accidental  (el asesor).  

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