domingo, 31 de enero de 2016

Sociedad (descoyuntada) corrupción y burocracia (y 2 )

R.Dahl, dijo en 1947, estamos muy lejos de una Ciencia de la Administración Pública, ninguna es posible a no ser que;

- el lugar  de los valores normativos ha de ser aclarado.
- la naturaleza del ser humano en el área de  Administración Pública  ha de ser mejor comprendida y su conducta más predecible.
- son  precisos los estudios comparados a fin de  encontrar principios y generalidades que trasciendan las fronteras.

J.T. O’Kelley,  en  1977 diría que en Administración Pública estamos en un estado continuo de disonancia cognoscitiva,  existimos en un  laberinto de dicotomías, de diferencias, de incompatibilidades que bifurcan nuestro mundo de acción e ideas. ¿cómo podemos operar? con

-   la dicotomía entre valores y hechos.
-   la dicotomía entre política y administración.
-   la dicotomía entre teoría y práctica.

Poco hemos avanzado desde que en 1947, se lanzara este órdago científico sin igual, tan sintético y la par tan sinóptico sobre la cuestión de la dimensión aplicativa de los marcos teóricos.  La utilización de  la idea de burocracia como algo malo per se, ha tenido los efectos que ha tenido, al poner zorras a cuidar gallinas. Hasta nuevo paradigma de mejora, hoy por hoy ni la democracia, ni la burocracia, tiene más alternativa en la vida moderna, que volver al feudalismo carismático y tradicional - de eso se alimenta la corrupción/ineptitud - y ya sabemos lo que nos dice la historia.
Cualquier líder político que quiera recuperara la confianza de su gobierno y solucionar la descoyuntura social tiene que hacer política de prospectiva y a la par contar con la burocracia, pero asegurarse en minimizar  sus disfuncionalidades, patologías , pues   conceptualmente la E-Administración, por ejemplo, es mas burocracia (neoburocracia o ultra burocracia, según qué y cómo) , porque supone un mejor control y predictibilidad.
 De Weber lo  hay que superar es su época, no su pensamiento, y sigue vigente su ley de que Socialización” creciente significa hoy, inexorablemente, burocratización creciente" , como que también sigue de actualidad aquella  Ley de hierro de la oligarquía de Robert Michels, que  afirma la tendencia de cualquier organización  la concentración  del poder,  por muy democrática y liberal que sea.

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