miércoles, 29 de julio de 2015

Análisis y evaluación de políticas (y 2): Administración Pública y Políticas para el ‘bien común’

Ya sabemos que en nombre del interés general se hacen políticas frívolas, partidistas, clientelares, o se hace todo para que nada cambie. El interés general lo decide el gobierno de turno en primera instancia aunque en ocasiones se lo revise  el pretor.  En nombre de un supuesto  interés general se juzga a la ciencia, a la sociedad  y los fundamentalistas  incluso a la misma verdad, si esta no casa con su praxis.
Hemos visto que la estrategia de confianza de la OCDE – en el marco del último paradigma ‘Trust in Goverment‘  - tiene que ver con las relaciones de los ciudadanos por el Estado, y más concretamente la "congruencia entre las preferencias de los ciudadanos - su interpretación de lo que es correcto y justo y lo que es injusto - y el funcionamiento real percibido del gobierno".
Veamos dos sucesos que no darían una pista sobre la coincidencia de un invocado interés general y el bien común.
En la  coronación de Fernando III como Rey de los Romanos en Viena, la corte de Felipe IV celebró diez días de bailes, monterías, mascaradas,… que costaron 420.000 escudos a las arcas reales. Con una cifra así de dinero se podría haber pagado el salario anual de 8.500 hombres en la Guerra de Flandes, donde el Imperio español se jugaba la hegemonía europea.
Los Reyes actuales han dado  continuidad a la tradición,  instituida por  Alfonso XIII, de premiar los méritos de carácter civil de aquellas personas ajenas a la Administración y que hayan prestado relevantes servicios al Estado. Entre los premiados de este año se encuentran quienes no dudaron en arriesgar su vida en el rescate de las víctimas del accidente del avión AIRBUS 400M, ocurrido en Sevilla en mayo.  
El Proyecto BRAIN - entender cómo funciona el cerebro - , financiado por el gobierno USA y apoyado por los dos grandes partidos es un proyecto nacional que se extiende independientemente de los partidos, y  aunque cambien las administraciones, estos proyectos seguirán adelante. Como sucedió con los programas Apolo o el Proyecto Genoma Humano. Con el citado proyecto BRAIN,  la humanidad se conocerá por dentro, con una supuesta  liberación  de nuestros prejuicios atávicos, y  un  tratamiento mejor de unos con  otros. Aquí con este proyecto perderían las sectas, las mafias, la banca, y cualquier colectivo o individual que gane dinero a costa de la ignorancia de los demás, que no han sido pocos en la historia  del mundo.
En el final de la obra de ‘Los miserables’ – en cartelera desde 1985 en Londres -  el incorruptible Inspector Jabert  al  cuestionarse   entre la ilegalidad o la justicia, elige el suicido. Muchos gestores ante tal dilema que como en la obra de Victor Hugo afectaría  al bien común, lo tiene más fácil, dimitir.
Buscar el  bien común es más sencillo de lo que parece como los es  reconducir hacia el mismo el interés general.   En  El bien común. Elogio de la solidaridad de Ricardo Petrella, 1997 se nos dice que en el occidente desarrollado, más allá del Estado del bienestar poco queda de cosas en común. Ahora nos interesamos más por nuestro bienestar personal (formación, sueldo, casa, vacaciones) y más allá de la lucha por la supervivencia, poco queda de interés sobre el bien común. Tesis que coincide con la de Ulrich  Bech y la era del individualismo.  Para Petrella ahora el Estado promotor  y garante del interés general, de la res pública, no es buena cosa. Hay que recuperar la idea d un proyecto colectivo mundial sustentado en la búsqueda de la justicia, fraternidad y la solidaridad, para lo cual hay que cambiar la  la agenda y retorica dominante.

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