viernes, 6 de marzo de 2015

La botella medio llena o medio vacía o sin botella ( y 3)

Sin ser un entusiasta de la experiencia, hay que reconocer que en los ’80 uno  de los instrumentos más eficaces de primera generación de la Nueva Gestión Pública en países de la Commonwealth, fue que el gasto público de los departamentos fuera controlado por el Ministerio del tesoro a gtarvés de diversos programas (Vg.Financial management iniciative, Resource Accounting and Budgeting, Increased ministerial authority and accountability,Financial management improvement program). Es medidas de notable impulso político, tuvieron su causa no sólo en los problemas financieros de la época Thatcher sino también en estudios especialmente dedicados al comportamiento organizativo contra dinámicas de ineficiencia X de las agencias burocráticas (vid. Niskanen,Preworski y la maximización presupuestaria). 
Aún no sabemos de la eficacia de medidas similares en nuestro entorno, tardías y por ello más agresivas, por mor de la crisis económica, en especial la desastrosa balumba  de entes del sector publico administrativo y local de la CV, cuya ley reparadora a nivel regional apenas tiene un mes (LEY 1/2015, de 6 de febrero, de la Generalitat, de Hacienda Pública, del Sector Público Instrumental y de Subvenciones). Y sabemos que queda por revisar mucho en ese engendro y estrambote jurídico-económico que es el sector instrumental autonómico y local, donde se han apoltronado bien los huidizos del derecho administrativo.
La burocracia se controla asimisma y al sistema económico y social en virtud de la dominación racional de tipo legal. Y el poder judicial controla a la burocracia cuando esta se descontrola. Esta es la esencia de la teoría clásica weberiana como marco para el desarrollo del capitalismo en una sociedad democrática. Instrumento  que serviría racionalmente para el logro del gran  intangible de la modernidad: la predictibilidad.
Por eso en los ’60 con la revitalización de la Ciencia de la Administración, se afirmó por  MOSHER y  CIMMINO que la actividad administrativa requiere estabilidad y uniformidad para la conservación y desarrollo de la organización y esto sólo se obtiene ya mediante la aplicación de métodos científicos a las disciplinas sociales. La Ciencia de la Administración  se configura como parte general con la finalidad de formar  a empleados y directivos públicos. La diversas disciplinas aplicativas   (vg. Derecho público, economía aplicada,…) difícilmente pueden aprehenderse sin estos conocimientos básicos de la parte general. La misma organización pública no es otra cosa que una expresión finalista supraindividual y el comportamiento administrativo difiere de otros comportamientos humanos en cuanto a que la acción administrativa es eterofinalista.  
Entendiendo por proposición científica, cualquier descripción del  mundo empírico, acerca de los modos del comportamiento de un determinado fenómeno, estos autores – como también lo hiciera H. Simon -  consideran  que el elemento esencial de la administración es la decisión, como manifestación concreta del comportamiento administrativo. Decisión que como acto de elección se encuentra influido y determinado por elementos y factores diversos, que son, por su influencia, el presupuesto del estudio de la Ciencia de la Administración, que estudiará los elementos que intervienen en la formación de las elecciones administrativas.
En suma el fin de los estudios sobre la Administración Pública es precisamente buscar  la máxima racionalidad, tratando de eliminar o aislar los elementos perturbadores, en aras del mayor perfeccionamiento organizativo.   
En esto la ENAP francesa ocupara un rol sustancial a la hora de seleccionar  quienes no sirven para el cometido gubernamental, que como cada día se hace más complejo, requiere mayor cualificación. No nos parece ajeno a esta situación el fenómeno que observamos de que los graduados en ADE aventajan con mucho a los de derecho, en las oportunidades de empleo, y que el número de matrículas en las facultades de derecho de USA ha bajado en un 25%. La Administración Pública ya no es cosa de leguleyos conservadores, sin perjuicio de su necesidad de ciertas áreas, más allá de los servicios jurídicos. Se puede constatar una mayor creatividad en otras profesiones aplicadas pero se necesita un actualizado curriculum formativo para los gestores públicos y en especial casi una especfie de superhombre para los asesores,confrome al desiderátum de Y. Dror .
Esto no se hace de la noche a la mañana, hemos de obtener formadores de formadores, para que formados los segundos formes a los futuros gestores. Mientras tanto el político al uso actual mejor será relegarlo a los parlamentos y cúspides político-administrativas de tipo representativo, pero lejos en lo posible de los lugares de gestión directa o intermedia. En el ínterin los niveles de interfase habrán de ir ocupándose por esos nuevos graduados ad hoc  (Delta Type según Dror).
NO tener un modelo así significa la botella medio vacía   por agravio comparativo. No quererlo por necedad, ignorancia o perversidad, significa no tener botella y tener que coincidir con aseveraciones desde la Ciencia de la Administración  tan   poco esperanzadoras como las de  O’KELLEY,  quien diría en los ’70  que  (…) La cuestión más grande para mí es entender cómo es que existimos en este laberinto de dicotomías, de diferencias, de incompatibilidades que bifurcan nuestro mundo de acción e ideas. Por ejemplo, cómo podemos operar con 1) la dicotomía entre valores y hechos, 2) la dicotomía entre política y administración, 3) la dicotomía entre teoría y práctica. ¿Qué hacemos? ¿Estamos en un estado continuo de disonancia cognoscitiva? (…)
(Cfr. FREDERICK C. MOSHER,F.C -  CIMMINO,S.Elementi di Scienzadell' Administrazione,  A. Giuffre, Milán, 1960;  O’KELLEY, J. T., American Pragmatism and Public Administration: influences and inplications for  teory and Practice, Disertación para obtener el grado de Doctor en Administración Pública de la American University. Washington, 1977, inédita; DROR,Y. “Asesores políticos para los gobiernos” en Documentación administrativa, Nº 241-242, 1994; DROR, Y., “El administrador público tipo Delta para el Siglo XXI” en  Revista do Serviço Público,Lisboa, ENAP,1997.)
 

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