Sobreviven los reyezuelos
(dioses menores) porque no hay auténticos
líderes (dioses mayores) quienes
son convenientes incluso en las sociedades burocráticas – papel que Weber
relega idealmente a los políticos como emprendedores sociales- .Estos no deben distinguirse
por su talento innato o su dominio
técnico – rol weberiano del científico ideal -, sino por su capacidad de
inspirar en otros energía, pasión y entusiasmo. Y estos sentimientos se
extienden rápidamente en los equipos de trabajo, estimulando a los demás hacia
la esperanza del logro de objetivos colectivos. Por eso no debe importar la crítica constructiva - aunque moleste psicológicamente -porque esta
redunda bondadosamente al final en su proyecto.
Como en nuestro sistema el político dirige la Administración, ésta se
ve inmediatamente afectada, y de esta inmediación en los ’50 el neoconductismo tras las
experiencias del New Deal apostó por una Ciencia de políticas positivista (MERRIAN,
LASWELL,…) y que merece una relectura para nuestro días desde la propia actualización
de la teoría del comportamiento.
No obstante, lo que parece no haber fallado en las experiencias de
buen gobierno desde el nacimiento de nuestra civilización en el S. IV AC es lo
referente a la ética del modelo de
liderazgo ha de concurrir dos clases de
autoridad; la deontológica y la epistemológica; es decir, la del actuar y la del saber, la de la potestas y la de la auctoritas. Prototipo de actuación que ha de reflejarse
especialmente en el personal que haya de ejercer funciones directivas públicas
y recordemos ahora que por la mejor
doctrina (GARCÍA DE ENTERRÍA,1999) ya se ha consideró como principal problema
de nuestra Administración la ausencia de un cuerpo general directivo y el
diseño de estudios adecuados al efecto (NIETO GARCIA,2002).Buena ocasión se perdió
al hilo de la LOFAGE en 1997).Los políticos
que nos hablaron de ella en el seminario ad hoc de la UIMP, obviaron el
tema por completo. El directivo como líder intermedio es un buen
estimulador para el líder superior.
Compromiso y liderazgo no son términos sinónimos. Compromiso gerencial es más
estricto que liderazgo gerencial. El liderazgo gerencial sólo es posible si
promueve y sostiene profundos cambios organizacionales. La autoridad del líder
va más allá cuando genera una clase de confianza que permite influenciar en los
miembros de la organización. Esta confianza se basa en una triple dimensión;
técnica, psicoafectiva y ética.
Frente a estas notas lo que caracteriza a estos que se creen dioses es lo mismo que
lo hace en los personajes de la obra de Visconti; su posición de input del
sistema de poder político. Si tienen o no virtudes subjetivas, poco sirve pues
se pervierten en su orientación al
servicio del mal gobierno. Les caracteriza la ambición desmedida, su ego, su
estar en contra del ser del ‘otro’ más apto o mejor.
El resultado es que en sus
funciones directivas ni se representa a la sociedad, ni se la defiende de quien
gestiona mal el crédito democrático. Un sistema administrativo no puede
funcionar bien, cuando está politizada su función pública, no está bien formada
y su dirección no es profesional, ello da lugar a nombramientos de oportunistas
de siempre, siempre dispuestos cual ejercito de reserva ‘proletario’ en
términos marxianos.
Hoy una formación de posgrado especializada en
gestión pública con los contenidos que
se proponen científicamente (vg. teoría del comportamiento,análisis decisional,
economía aplicada,modelos analíticos, gestión del liderazgo intermedio
estructuración organizativa, sistemas organizacionales clásicos y comparados,
dinámica de sistemas, …) puede ser coadyuvante
de un cambio radical que termine con la
inmoralidad y la ineptitud dominante en los últimos años. Tienen que caer los
dioses y quienes los mantienen, y ha de ser los resortes del propio sistema –
la antecitada tecnoestructura – quienes lo
propicien y legitimen. Pero en esta labor innovadora de
creación de un triunvirato estratégico (líder político-directivo, órgano
tecnoestructural) la Universidad y los centros formativos para la Gestión
Pública tiene que hacer notables esfuerzos y desprenderse también de ciertos
lastres si quiere estar a la altura del reto.
(Cfr. MERRIAM, C. E, Políticas sistematicas, 1945. LASSWELL, H.D., La
orientación de políticas, 1951; GARSON,
D., De la ciencia de políticas al
análisis de políticas: Veinticinco años de progreso, 1986; ASCHER,W., La evolución de las ciencias de políticas: Comprender
el surgimiento y evitar la caída,1986; GARCÍA DE ENTERRÍA, E., La Administración
Española. Estudios de Ciencia Administrativa,
1999. NIETO GARCIA, A., Los
estudios sobre la Administración Pública: La necesidad de construir una
disciplina que se la base formativa de una clase directiva profesionalizada, 2002; BOYATZIS,
R. E.; GOLEMAN, D. Y MCKEE, A., El líder
resonante crea más, 2002)
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