lunes, 9 de junio de 2014

Economía, política y las políticas (1): ¿Importan las políticas?

En el  I Congreso Nacional de Recursos Humanos celebrado en   Valencia haces una semana y  organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección sea dicho que es falso el  mito de que nuestros jóvenes - en paro o no -son la 'generación mejor preparada de la historia'. Allí se dijo que  es necesario que las universidades y centros de formación profesional mejoren la cualificación y competencia de los nuevos profesionales. "Nos encontramos con pobres resultados en las pruebas de competencia para nuevos puestos de trabajo, lo que indica que no estamos ante la generación mejor preparada de la historia" (sic).

Un 79% de los directivos consultados cree que no existe correlación entre lo que se enseña en las instituciones educativas y las necesidades de talento de las empresas españolas. Por otra parte, la formación de los españoles tampoco soporta la comparación con la que se imparte en los principales países competidores. Lo que encuentran las empresas en la Universidad española está lejos de lo que el sector necesita y al final acabamos contratando fuera, en países de Europa del Este. Se ha llegado  afirmar  que más vale un titulado en FP japonés que un universitario español o que  la comprensión lectora los adultos japoneses titulados en Formación Profesional de grado medio o Bachillerato obtienen mejor puntuación (289 puntos) que los titulados universitarios o de FP superior españoles (287 puntos).
En dicho encuentro se reveló que en una multinacional asentada en Valencia  de los 2.120 candidatos que se presentaron a las pruebas para 640 puestos de trabajo con un grado superior de Formación Profesional, sólo un 21% consiguió más de 5 puntos sobre 10, es decir, sólo uno de cada cinco aprobó. Hubo  que bajar el listón al 3 para poder contratar, situación que fue descrita como escandalosa. Se reclamó que  los centros formativos los que deben agilizar sus programas y dar una rápida respuesta a los nuevos desarrollos y necesidades de las empresas con una mejora de la cualificación y competencia de las nuevas generaciones de profesionales.
Si las cosas son así, esto es muy  preocupante porque el desempleo ya no es sólo coyuntural sino en mayor medida, estructural. Ahora  no es sólo un problema de las empresas o de la  Administración Pública, sino también de las Universidades y demás centros de estudios.
 Otra información reciente revela  que en las últimas décadas  las políticas públicas en el ámbito universitario español han generado unos incentivos perversos que están acabando con la reflexión y el pensamiento crítico en todos los niveles de la sociedad. En el sistema universitario español no se valora ni se fomenta en absoluto que el profesorado se interese por sus alumnos, yendo más allá de las exigencias mínimas, imparta charlas, colabore con la sociedad civil, influya  en sus entornos más cercanos.  La información referida  concluye en que el nuevo  académico tiene por fin último  hacer papers sin pausa, sin poso y sin reflexión.
No seré yo quien defienda tiempos académicos pretéritos – en los que  buena parte de los profesores  estaban más ocupados con la política de aquel momento que preocupados por una universidad que se masificaba.  Nada es perfecto, ni tan siquiera Noruega o Finlandia, pero sin caer en papanatismos hay que reconocer el acierto y consecuencias de las  buenas políticas, casi siempre consecuencia de buenos políticos que, deciden bien o se dejan asesorar bien.

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