jueves, 16 de enero de 2014

Revisitando la historia y el pensamiento administrativo (1): Siglo XV, Valenciano y pionero

Ya es conocido el pensamiento de ilustres valencianos como Luis Vives, de Fadrique Furió así como la influencia que estos tuvieron  en su día en el arte de gobernar o en la filosofía/ética  política, de  fuste equivalente al que tuvieron Tomas Moro o Erasmo de Rotterdam. Menos conocido es otro valenciano de nombre  Pedro Belluga   Tous que representa  también la extraordinaria calidad del pensamiento de los pioneros renacentistas. El suyo es inequívoca muestra  de la evolución del pensamiento teocentrista  hacia el espíritu racionalista del Renacimiento: todo lo que sucede es obra de Dios, pero la humanidad puede gobernarse y progresar desarrollando su capacidad científica, jurídica y organizativa.
Belluga, repite muchas veces que el buen gobierno debe conseguir que sus súbditos sean ricos, así podrán pagar muchos impuestos sin empobrecerse. Se observa que en el siglo XV el valor del buen gobierno va perdiendo su connotación meramente moral en aras al valor de su eficacia como instrumento de progreso material de la sociedad en su conjunto, superando el paradigma estamental o de castas, supuestamente elegidas por la divinidad. Puede observarse aquí un mutación de la concepción eudemónica de la politeia, que ira reflejándose en la evolución de la  primera policía a aquella postrera del despotismo ilustrado y en su última mutación (Von Mohl, Von Stein) en la Ciencia Administrativa moderna, que culminaría (Forsthoff) en este acervo político administrativo que se denominaría finalmente Welfare State, no sin antes pasar por los estadios de la Administración-Estado social (entre nosotros Adolfo González de Posada).
Vemos aquí en el pensar de Belluga, que no es tan original aquella  sentencia de James Carville (politólogo y jefe de campaña de Bill Clinton en 1992) ,de …Es la economía estúpidos….  como representativo de que no es la ideología ni la democracia la que pone gobiernos, sino la economía. Ya se sabía  que la economía y la política no han estado separadas nunca, como menos aún en los orígenes de las  ciencias sociales en los que ya los grandes  pensadores  hablaban de ambas cosas (por todos, Adam Smith), al menos entendida la economía como la ciencia del intecambio (catalaxia) y de la escasez. La Ciencia Cameral y la Ciencia de Policía  tenían a la Hacienda Pública y sus kameratte muy presentes en las decisiones.
Valga este excurso  histórico para situar la figura pionera  de Belluga Tous, el  cual  fue jurista  ‘utrusque iuris’  por Bolonia y al servicio como abogado de los reyes de Aragón, Alfonso V y Juan II. En ello  escribió  Speculum Principum’  (espejo de príncipes,) entre 1437 y 1441, dedicado a Alfonso el Magnánimo. La obra tuvo una  amplia difusión en toda Europa en los siglos XVI y XVII, abordando cuestiones que hoy se ubicarían en las áreas de ciencia política, de teoría del derecho, de derecho  procesal y   comparado, de derecho positivo valenciano de la época.  Siendo desconocida la fecha de la obra de Álamos de Barrientos, catalogada de las primeras (Norte de príncipes, virreyes, presidentes, consejeros y gobernadores y advertimientos políticos sobre lo público, y particular de una monarquía) ,  la obra de Belluga  es posiblemente la primera y en todo caso, anterior a  la que suele destacarse como la  primera, esto es la de   Martin de Anglería (Directorio de Príncipes para el buen Gobierno de España, 1492).  
Se anticipó pues – dirigida a Alfonso el Magnánimo -  a las más conocidas de;  Educación del Príncipe Cristiano de Erasmo de Rotterdam  dirigida expresamente  a Carlos V en 1516; a la    Fadrique Furió de  Concejo y Concejeros del Príncipe de 1559, dedicada a Felipe II en 1559; a  la  de  Bartolome Felippe,  Tratado del Consejo y Consejeros del Príncipe de 1584  y al Best  Seller  de  Castillo de Bodadilla, Política para Corregidores y Señores de Vasallos, en tiempo de paz, y de guerra, de 1595.
¡¡¡Si un reino padece adversidades ¡¡¡ , dice Belluga, del mismo modo que existe un medicamento para remediar cualquier enfermedad, existen medidas de gobierno para remediar cualquier problema de un país. Las adversidades llegan por la gracia de Dios, pero Dios ha previsto el remedio de la ciencia médica para las enfermedades, y el remedio del arte de gobernar para las adversidades de los pueblos. 
Alfonso el Magnánimo  representa el  buen gobernante para el autor, a quien califica de “Educado por el sapientísimo Graciano, has templado tu justicia con la misericordia. ¡Oh César, Alfonso dignísimo!, con tus virtudes te has esforzado en diversos frentes a favor de la tranquilidad, la justicia y la paz para que tus subordinados vivan sin inquietud: y aunque la mayoría de cosas se hayan decidido en tus leyes de forma óptima, a pesar de todo, la naturaleza se apresura diariamente a arrojar nuevas soluciones e incluso quedan algunas dudas antiguas que han quedado por resolver y sobre ellas vamos a exponer nuestra humilde teoría: para meditación tuya y para servicio tuyo he asumido la tarea de esta compilación en donde figuran la mayor parte de temas sobre los cuales cotidianamente se sostienen debates en tus reinos y tierras. Y si en algún puinto alguna queja disminuye en tu imperio – acepta mi conjetura – es porque tus subordinados perciben el máximo apogeo, porque se conservan libres de juicios y tu imperio y tu fisco abundará valiéndose de subordinados ricos. 
De las  119  páginas que contiene la obra original , destacamos algo que es fundamental a la gestión política de siempre, pues como el resto de autores precitados, considera de primer orden que el Princeps se rodee de buenos consejeros y los oiga antes de actuar
 Diría pues;  (...)  La primera regla es que los que tienen criterio sobre algún tema pueden actuar y establecer normas que afectan principalmente a aquello sobre lo cual ellos tienen criterio. (...) Asimismo, ya que vemos que el príncipe tiende a la reparación del bien común también cuando dicta leyes, hace esto cuando tiene en cuenta el consejo de los próceres y no cuando lo pasa por alto. (...) Ahora bien, no digo que el príncipe está necesariamente  obligado a seguir los deseos de su concejo porque tanto el príncipe como el concejo son sólo humanos (...). Pero el príncipe es más que su concejo porque de acuerdo con la curia que ya ha celebrado, asume también las opiniones de consultores y consejeros y con razón conviene  que el príncipe se atenga a sus consejos. Y en aquello que sea el criterio del príncipe, puesto que se dan en un príncipe la humanidad, la congruencia y las demás cualidades que se acostumbran a encontrar en un príncipe, es lícito que se pida el príncipe que siga el consejo de tantos para la gloria de su imperio (...).
Si ya hubieron casos de mala gestión en los cargos del Mestre racional valenciano,-Administrador financiero real, instituido en Valencia por el rey Alfonso  El Magnànimo en 1419 -  no fue  por  la falta de referentes teóricos sobre la buena gestión.  

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