sábado, 9 de noviembre de 2013

La separación política-administración (3): Conveniencia de una revisión ortodoxa y ortopráctica

Siguiendo una metodología de carácter inductiva puede permitir la afirmación de que lo visto en las dos entradas anteriores y otras muestras que lamentablemente vendrán tienen relación causal  en algo nuclear para la Ciencia de la Administración, pues afecta a uno de los  presupuestos  de lo que podemos  denominar Teoría clásica de la Administración Pública (TCAP) y que  repasamos vuela pluma en los más importantes; La separación política-Administración  Pública; La dominación racional burocrática;  El Empleo Público/ Civil Service;  La teoría de la organización aplicada a la  Administración Pública. Presupuestos, que al decir de J. Bourgon se conjugan en los últimos tiempos con elementos del sistema clásico por un énfasis en el control y diseño organizativo; formulas neo-burocráticas, por su proceso de toma de decisiones; del modelo institucional de los ’50 y ’60 anclado en las ciencias del comportamiento; y del modelo de la elección pública, por su dependencia de la economía política.
Lo que se ha denominado Administración moderna surge del proceso de división de poderes, en el que el legislativo y judicial se forman con las competencias que han ido arrancando de manos del antiguo monarca absoluto, quien mantiene en cambio el poder ejecutivo con  carácter residual (vestigios de ello lo vemos en la lamentable potestad de indulto. La idea de la separación política-Administración es deudora en origen de Napoleón, de la separación que efectuó sabiamente entre  Gobierno y Administración. En su Gran Consejo, designaba  delegados encargados de los “grandes asuntos”, en cambio, los ministros estaban encargados de los “negocios corrientes”. Así surgiría   la ‘función administrativa’ consistente  en realizar los asuntos corrientes del público  y una función gubernativa encargada de solucionar los asuntos excepcionales que interesan a la unidad  y a la estrategia política, y en velar por los grandes intereses nacionales.
El ajuste del rol decisión/ejecución, o mejor dicho el ‘qué’ y el ‘cómo’ será contemplada en autores como  Wilson, Goodknow, o Weber  y que tanta influencia tendrá para una atribución funcional de los Agentes.
 
Señalaría WOODROW WILSON en “El estudio de la Administración (1887)” que el objeto del estudio administrativo es descubrir, primero, lo que el gobierno puede hacer legítimamente y bien, y segundo, como puede hacer estas cosas apropiados con la mayor eficiencia posible y con el menor costo de energía posible (…)La administración queda fuera de las esferas de la política propiamente dicha; las cuestiones administrativas no son asuntos políticos. Aunque la política determina las tareas de la administración, no debe ocuparse de manipular sus oficinas. El campo de la administración es el de los negocios. Se  encuentra lejos del apresuramiento y la tensión de la política (…)
F. GOODNOW, en “Política y Administración” (1900) diría que (…)hay  en todos  los sistemas gubernamentales, dos funciones básicas o últimas de gobierno, o sea, la expresión de la voluntad del Estado y el cumplimiento de dicha voluntad. También existen órganos separados en todos los Estados, cada uno de los cuales se dedica principalmente  a cumplir una de estas funciones. Y estas funciones son, respectivamente, la política y la Administración. Hay dos funciones distintas de gobierno, y que su diferenciación resulta en otra distinción (aunque menos completa) de los órganos del gobierno aportados por el sistema formal de gobierno. Estas dos funciones de gobierno pueden designarse, por conveniencia, respectivamente como Política y Administración (…)

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