lunes, 19 de agosto de 2013

Taylor strikes back (1): Un profeta afortunado en su tiempo

La Ley 4/2013 de 12 de junio de medidas urgentes en materia de gastos de personal organización administrativa para la Región de Murcia recoge en su  articulado una previsión de interés que afecta al objeto de este blog y que se se expone en ytres entradas consecutivas. Se trata de una previsión normativa peparatoria en materia de reforma administrativa, adoptada, en el marco de la situación actual, con alta dosis  de  racionalidad y coherencia normativa, lo que suyo ya sería  grato para los hierofantes de la nomotecnia.
E. SARAVIA en un trabajo intitulado La teoría general de la Administración y la reforma administrativa (INAP-México) afirma que todas las reformas administrativas están  - o  lo deberían estar – orientadas por una ideología político-cultural del momento o por una teoría administrativa. Esto no es sino una formulación equivalente a las propuestas de  Hoods et alius sobre la argumentación administrativas, ya precitadas en este blog.
 Mucho ha llovido desde que F.W. Taylor expusiera su exitosa ‘administración científica’ en 1916 y su inclusión en la teoría neoclásica de administración. La propuesta taylorista  elaboró un conjunto de técnicas que intentaban optimizar la función de producción, bajo la consigna del one best way, leitmotiv del carácter científico de la administración. La preocupación sustentada en el Taylorismo y el movimiento de la ordenación científica consiste en elevar la productividad de la empresa, en tiempos de la denominada era progresista, que transitó desde  1890 hasta la década de 1920. Época de  reformas cuyo objeto, era la respuesta de la nación a la revolución industrial. Uno de los de los objetivos principales del movimiento progresista fue la purificación de gobierno, tratando de  eliminar la corrupción mediante diversa medidas identificando las viejas formas acreedoras de  modernización, y haciendo hincapié en las soluciones científicas y de ingeniería.
En materia de organización el inicio de la era progresista coincidió codenominan  lo que algunos  etapa de ‘administración sistemática’ – no confundir con la Teoría o enfoque de sistemas más tardío –. Esta era de  finales del S. XIX, pretendió  mayor racionalidad organizativa el proceso de desarrollo de la segunda etapa de la  revolución industrial, estableciendo estándares generales en la gran industria frente a la contingencia de las pequeñas empresas.
 Desde su experiencia como ingeniero, consultor y la de administrador de la Bethlehem Steel Co., Taylor se ocupó de mejorar las técnicas sistemáticas y estándares de administración  de su tiempo (Administración sistemática)en  aspectos concretos como  el salario de incentivos, la organización de compras, mantenimiento de máquinas, correas de transmisión, y contabilidad interna. Añadiendo  la planificación en la producción, las funciones supervisoras  del capataz funcional, el estudio de tiempos en las funciones productivas.
Toda una actividad de marketing y promoción es llevado en persona por Taylor (visitas a fábricas,  conferencias y la publicación de la  exposición detallada de sus métodos conocida cono Shop management en la American Society of Mechanical Engineers)
A este éxito inminente contribuyó la actividad divulgadora del matrimonio  Gilbreth y la  L.  Brandeis abogado promotor de reformas sociales y luego miembro del Tribunal Supremo  americano. La historia   revela  que el apelativo de  ‘científica’, fue debido por el enfrentamiento entre Brandeis y el órgano regulador de ferrocarriles ante la Comisión de Comercio interestatal, para evitar el incremento de las tarifas en las mercancías que afectaba  a sus representados, los empresarios fletadores en 1910, arguyendo la innecesaridad de utilizar dicha medida para compensar los incrementos salariales, si en lugar de ello utilizaba las técnicas de la nueva administración científica.  En arenga diría  (…) la  administración  científica implica preparación internacional, el mismo tipo de preparación que a Prusia le aseguró la victoria sobre Francia y a Japón la victoria sobre Rusia. La  administración  científica no deja nada al azar, planifica cuidadosamente todo por adelantado. Cada operación debe realizarse según unas instrucciones precisas dentro de un programa predeterminado; la realización de las operaciones se inspeccionan y supervisan en todo momento. De esa manera se previenen los errores en lugar de corregirlos y se evita la terrible pérdida en retrasos y accidentes. El cálculo sustituye a la suposición y la demostración a la opinión. Se busca aumentar el rendimiento del limitado tren de pasajeros en las operaciones cotidianas de la empresa. Los ferrocarriles podrán ahorrar un millón de dólares  si aplican los métodos de administración científica(…).
Éste éxito contribuyó a la demanda de editoriales por la obra de Taylor, que en una primera entrega pro capítulos se publicó en The American magazine en marzo, abril y mayo de 1911 , para acabar publicada como libro superventas en
Otros acontecimientos que igualmente coadyuaron fueron el Testimonio del propio Taylor  ante la Cámara de representantes de los EE.UU, el 25 de enero de 1912, así como el interés que se tomaron por sus  propuestas los ingenieros directivos del arsenal del Ejército americano en Boston, que adolecía de excesiva burocracia, luchas sindicales, baja productividad y costes altos de producción.

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