sábado, 29 de septiembre de 2012

Ese gran titán, con tantas cabezas y manos (y 2)


Perseverancia frente a ese fenómeno  que se denomina los mercados – eufemismo de la especie de titán - poderes económicos y financieros - que está  ahora arruinando  bancos, empresas, países y lleva unos años  haciendo temblar a nuestro  continente europeo y especialmente a España hasta el punto de que se considera uno de los principales enemigos para los servicios de  inteligencia españoles.  Cada año los mercados mueven 3.450 billones de euros, frente a los 45 billones que supone el PIB mundial, eso es algo así como  76 veces lo que genera la  economía real. 
Genera tanto daño (paro, angustia, miedo, miseria…) como la imposibilidad de imputación en sus autores merced a su  naturaleza  etérea. Podemos ser ignorantemente cómplices al confiar los  ahorros a un fondo de inversión que nos dice que  compra y vende activos tales  como divisas, acciones, deuda pública o productos derivados, y que resulta que de sus operaciones se encarecen  los productos alimenticios básicos generando hambrunas en los países más débiles.
Este titán que supone especialmente el poder financiero con sus diversas hidras  cabezas y manos, está  guiado por la codicia desmedida susceptible de  ser una de las causas del colapso político y económico. De hecho tiene ya subyugado a los poderes institucionales cuya dominación se sustentaba en el carisma o la tradición.
 Jared Diamond entendió como “un colapso”, a una  crisis que puede poner punto final a una civilización. Para este autor son cinco los factores que pueden provocar el colapso de una civilización: Un grave deterioro medioambiental por las actividades humanas, un cambio climático, las acciones de vecinos hostiles, el abandono de vecinos amigos y la incapacidad de la sociedad de reaccionar ante los problemas. Todos estos factores podemos sentirlos  en la situación actual, a escala mundial o doméstica, y que sin duda  agrava de manera galopante el malestar social.
Ante la  profundidad del mal, lo politólogos, sociólogos o economistas ya no puede sólo describir, han de prescribir e imponer recetas a los decisores públicos, antes de que las soluciones sean más traumáticas y de la mano de actores deslegitimados o intrusos.
Ahora bien, si se produce el colapso de la civilización, - que en todo caso debe distinguirse con el cambio de era descrito por el el historiador Paul Kennedy ante  cambios tan significativos como la disminución del peso del dólar, la desintegración de los sueños europeos, la carrera armamentística en Asia y la parálisis de la ONU -,  su causa no se reduce a cuestiones materiales, técnicas, estructurales o económicas, sino al tipo de cultura dominante en sí merced de los errores  axiológicos  y antropológicos, que permiten que la política esté al servicio de una errática economía. Ahora las ciencias sociales y la teología  pueden permitirse abordar sin tapujos ni imposturas los males del hombre y encontrar soluciones desde la necesidad de una verdadera revolución espiritual, superadoras de cosmovisiones particulares.
A los problemas  estructurales se añaden  diversos factores coyunturales especialmente significativos en nuestro país. Por mencionar algunos de ellos nos referimos al número de bandas organizadas asentadas en nuestro país,  junto a los casos de corrupción pública que permiten describir  lo que puede denominarse como diletantismo político y  que anclado en el binomio ineptitud-nepotismo, permite entender que nuestra patria es suelo propicio para su  disfrute por buena parte de los nuevos titanes.

Frente a ellos, de momento, un grupo de luchadores anónimos, día a día  no hacen sino imitar a Prometeo, dejándose el hígado cada jornada.

Ese gran titán, con tantas cabezas y manos (1)


 En post de 16.11.2011 hice referencia a la amenaza de los denominados titanes del siglo XXI, que según  JUNGER serían  los fenómenos que pondrían en peligro la estabilidad y el futuro de nuestro mundo. Ha sido  marcel pochard - Enarca, ex Director de la Función Pública francesa,asesor ministerial y  miembro del Conseil d’Etat - quien en el ámbito de foros sobre Administración  Pública ha retomado la idea del escritor Ernst Junger  sobre los peligros  para el Estado actual. 

El citado autor  indica en el año 2006 

(…)Creo que en el mundo que viene, nuestras sociedades deberán afrontar grandes desafíos, ligados al desarrollo de superpotencias que van a amenazar nuestro porvenir. Dicho desarrollo presenta varias formas: fanatismos de toda clase, en especial de naturaleza religiosa; acumulación desordenada de armas de destrucción masiva, especialmente nucleares; atentados múltiples y graves al medio ambiente; multiplicación de grupos dedicados a la mafia y al terrorismo; poder creciente del sector financiero privado, capaz de poner en peligro la economía de todo un país, y Argentina lo sabe muy bien. No hay que olvidar los riesgos creados por los descubrimientos científicos, tales como la clonación humana y las formas de manipulación genética. Todas estas fuerzas, aunque oscuras, son altamente peligrosas. Ernst Jünger, un gran filósofo alemán, destacaba el riesgo que estas fuerzas representan para nosotros, calificándolas de titanes, como aquellos semidioses de la antigüedad, de fuerzas sobrehumanas, capaces de desafiar a los dioses supremos. Asimismo, Ernst Jünger declaraba que el siglo XXI sería el siglo de los titanes

Estas manifestaciones vienen  al hilo sobre la argumentación a favor de la necesidad de una renovación de la Teoría Clásica de Administración, pues la denominada Nueva Gestión Pública (NPM) no ha supuesto una alternativa real, y esta renovación ha de sustentarse en torno a una nueva base para la acción pública y un concepto más ambicioso de la noción de ciudadanía. Es más la retirada del Estado y su conexión con el paradigma de Gestión Pública desde los ’80 ha servido para dar cabida a la proliferación de diversos  titanes. Conforme se retira el Estado aparece un nuevo titán. Por ello al decir de Pochard  en el  2007 “Es necesario plantearse previamente cuales han de  ser las funciones del poder público – representado por el Estado y la Administración Pública – que se desarrollan en la actualidad y las que requiere el futuro. En éste marco debe garantizarse  el control de las fuerzas y amenazas que pesan sobre el mundo tales como; el poder de las ideologías y los extremismos, especialmente los de tipo religioso; el poder de las fuerzas ocultas (mafias, sectas, drogas);el uso de los descubrimientos científicos; y los poderes económicos y financieros. Frente a esos titanes es preciso Estados fuertes y poderes públicos capaces … Pero estos pretendidos Estados fuertes deberán contar con una lealtad y confianza  proveniente de su ciudadanía, que derive en una comprensión y convicción en  lo  que sus Gobiernos hacen. Estos Gobiernos han de hacer un uso adecuado de sus potestades en función de los marcos de actuación, cada vez más diversos. Hay momentos de ganarse la confianza de la ciudadanía  y de contar con ella y otros que no. (…)

Termina Pochard con la reflexión de que la perseverancia es  probablemente la virtud más necesaria para los gestores del mañana . 

Dejo referencia de las citas originales en pochard ,m.” “Sobre el Gobierno receptivo, responsable y respetado: hacia una nueva teoría de la Administración Pública, Jocelyne Bourgon”  en Revista Internacional de Ciencias Administrativas, Vol. 73-1, marzo, 2007  y   pochard m.  “El Gerenciamiento del Personal, un proceso  ineludible para el Mejor Gobierno en Seminario  internacional sobre Modernización del Estado (Panel IV) celebrados el  26 y 27 de octubre de 2006, Ciudad Autónoma de Buenos Aires).