miércoles, 2 de marzo de 2011

Democracia y Administración Pública (3): La crisis y la administración de la miseria


Respeto de la traída ‘nueva teoría de la Administración Pública’ de Jocelyne Bourgon” algún experto indicó que “Ya llevamos más de veinticinco años con iniciativas y programas que no se han encuadrado en ninguna teoría, y el resultado es que ha sido difícil llegar a una visión de conjunto o poder ver como una de esas reformas se relacionaba con las otras” Dicho en otras palabras ocurre que no sólo hemos resuelto el déficit fiscal con las experiencias NPM, sino que hemos hecho públicos problemas privados, derivados de la crisis económica. A la par no sólo hemos terminado con ciertas corruptelas administrativas –siempre reprobables- sino creados nuevos problemas sociales y financieros al socaire de la corrupción político-empresarial, aumentado pues los que ya teníamos.
Parece que la NPM hiciera oídos sordos a la inexorable ley del crecimiento de las funciones del Estado - defendida en 1911 por Larnaude y posteriormente por Wagner - reveladora de que la historia de la Administración Pública moderna en el mundo civilizado es fruto del crecimiento de los servicios públicos consecuencia del Estado social o consecuencia de que el desarrollo económico de la sociedad conlleva al incremento del gasto público ya que del nuevo status surgirían nuevas necesidades de la actividad pública reguladora y protectora, debido a factores como el incremento de la población, urbanización, uso de nuevas tecnologías u otras causas adicionales.
De suyo el progreso social conlleva nuevos problemas – justificación de la teoría de la procura asistencial - que exceden y superan la bondad política, de tal manera que el axioma de partida es que gobernar hoy, es más difícil que ayer, y menos que mañana. La consecuencia no puede otra que el problema no se resuelve o incluso se agrava cuando el decisor es perverso o ignorante.
Hace poco leía un diagnostico sobre este año 2011 que advertía que es quizá el año de peor pronóstico desde 1975. Hay un exceso de todo. De cemento, de maquinaria, de oficinas bancarias, de coches, de pisos construidos. Se habla de un exceso de oferta productiva de casi el 30%. La vivienda tiene que bajar otro 15%-20% más de su valor de máximos. La renta disponible de las familias no da más que para la estricta supervivencia, además de batir record histórico de desempleo de 4,3 millones a inicios de marzo.
La economía ha cambiado su rol de administrar los recursos para un relativo bienestar colectivo a otro en el que predomina la perversidad, aumentando la riqueza de los más ricos y la pobreza de los más pobres, arruinar a los incautos, humillar has el poder político. El diagnostico para este temible 2011 es falta de esperanza y descredito político de gobierno y oposición
En el mes de noviembre pasado se celebró la semana de la educación a instancia de un conocida editorial nacional, Conducidos por un buen periodista, un ex presidente del gobierno, un presidente de una de las grandes empresas españolas de vanguardia y la actual ministrar de ciencia e innovación, ante un nutrido grupo de profesionales de la educación debatieron sobre el futuro del panorama educativo en todos sus niveles. Además de la necesidad de llegar a un gran pacto político en el tema educativo de reflexionar sobre nuestras necesidades y observar lo que se cuece por ahí – recordemos la importancia de la reforma en el sistema en el seno de la crisis de Finlandia de 1993 – y de su conexión con la innovación, la competencia y la productividad, salió al debate la eficiencia del sistema democrático por las desventajas que suponen los modelos de tradición democrática frente a las economías emergentes, con tantos déficits políticos y sociales.
Al problema administrativo se une el político y a demás el económico. Mantener el modelo de bienestar con una economía poco productiva y de baja competitividad. Añadamos un coste democrático que luego tampoco se traduce en beneficio colectivo por mor de las diversas disfuncionalidades. Frente a la complejidad del problema, en lugar de buscar ayuda en la ciencia, nuestros partidos mayoritarios no solo se han negado a retirar de sus listas a todos los candidatos bajo sospecha, sino que defienden activa y públicamente a algunos de ellos. La crisis conlleva la administración de la miseria, de lo que queda del botín administrativo. O bien nos quedamos en el barco administrativo, o lo abandonamos bien pertrechados
¡Sálvese quien pueda ¡

A la sociedad civil le queda sobrevivir al temporal y prestar atención a iniciativas como la de Limpiemos las Listas Electorales / infoActuable http://info.actuable.es/2011/03/limpiemos-las-listas-electorales/ o la del movimiento de Científicos y Universitarios ante la Crisis http://www.criticosyciudadanos.com/

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