domingo, 7 de noviembre de 2010

Tiempos revueltos (2): La cuestión del Estado; una cuestión de Estado, el Estado en cuestión o, el estado de la cuestión.

Es conocida la aseveración de F. Fukuyama realizada en 1992 ( El fin de la historia y el último hombre, Planeta, Barcelona, 1998. Con origen en el artículo ‘The end of the history (The national interest, june, 1989) acerca de que la democracia liberal y la economía de mercado son las últimas viables para la sociedad. Esta sentencia se confirmó a los diez años, explicitando que conforme al análisis hegeliano-marxista la evolución progresista de las instituciones políticas y económicas no terminarían en el socialismo sino en el modelo occidental de vida. Pensado sobre el fin de la historia diez años despues, El País, opinión, 16 de junio, 1990, nº 1140)
Menos conocida es la obra del mismo autor de 2004 sobre ‘La Construcción del Estado. Hacia un nuevo orden mundial en el Siglo XXI’, y menos todavía la propuesta que encierra de la necesidad de crear nuevas instituciones gubernamentales, fortalecer las ya existentes, frente a la dinámica de reducción de los mismos y teniendo en cuenta del devenir de los estados débiles, fracasados o fallidos. Es más frente a las tesis de modelos supraestatales sigue defendiendo la fórmula del Estado nación , si bien apuesta por su fortaleza más que por su tamaño.
Lejos de entrar en el debate ideológico lo que interesa aquí es que desde la tesis neoliberales se considera que la debilidad del Estado constituye un asunto de primer orden tanto en el ámbito nacional como internacional, toda vez que a pesar de los recientes esfuerzos de los economistas no se puede crear una Ciencia de la Administración Pública, que permita ayudar a fortalecer la capacidad estatal de otros países necesitados de ella. Igualmente se manifiesta que contra las tesis del ocaso de soberanía estatal clásica, no se aprecia un sustituto que garantice sus funciones de dominación en la más pura descripción-precripción weberiana.
Y esto lo dice un liberal, no sólo custodio del Estado sino ahora de su administración del Bienestar: otra paradoja mas, como también resulta paradójico que las primeras leyes sociales fueran en Inglaterra y Alemania (Prusia) dictadas por gobiernos conservadores.

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