martes, 6 de octubre de 2009

Experimentalismo y otros paradigmas de actuación en la Administración Pública

Según el diario Le Parisien, la notica de ayer señalaba que tres colegios franceses en las afueras de París (Creteil) 'pagan' a sus alumnos por asistir a clase y con el dinero obtenido -hasta los 8.000 euros- financiará proyectos comunes como viajes. Es una medida experimental que consiste en premiar económicamente a aquellas clases con una alta tasa de asistencia como forma de combatir el absentismo escolar. La iniciativa se divide en cuatro periodos de seis semanas, entre septiembre y las vacaciones de Semana Santa, cada uno de los cuales estará dotado con un máximo de 2.000 euros si se cumple el contrato formalizado entre los alumnos y el colegio en términos de asistencia, resultados escolares y disciplina. De este modo, las clases más ambiciosas podrán contar a final de año con un total de 8.000 euros, cuantía se destinara a financiar proyectos pactado de antemano entre los estudiantes y la dirección del centro (vg. pagar un viaje de los estudiantes, su carné de conducir o para sufragar cualquier otro proyecto educativo)
La iniciativa, ha causado un gran revuelo en el mundo educativo y de la política, señalándose que sólo se trata de "un experimento". El proyecto, que cuenta con el apoyo del ministro francés de Educación Nacional, podría extenderse a la mitad de las escuelas de formación profesional de la región de París, si finalmente ofrece resultados positivos.
Se habla de ‘Administración experimental’ cuando la técnica del experimentalismo jurídico-institucional, como aquella regulación jurídica establecida con la finalidad inmediata de obtener conocimientos sobre su eficacia que permitan asegurar el máximo acierto de la regulación que, una vez concluido el experimento, se establezca con vocación de permanencia/generalidad. Se presupone que es posible evidenciar una relación de causalidad entre la norma experimental y una determinada realidad social que luego pueda ser generalizada a la relación entre la norma definitiva y una realidad social muy probablemente distinta. Más ambicioso fue la reforma administrativa regional francesa culminada en la reforma constitucional de 2003, fue precedida en 1963, por el establecimiento experimental de estructuras regionales en las circunscripciones de Borgoña y Alta Normandía, antes de la introducción generalizada en 1972 de la región como demarcación territorial y de su establecimiento en 1982 como entidad con personalidad jurídica propia. Por proximidad podemos mencionar los Planes de 1965 sobre Estudios de Derecho, que siguieron la Universidad de Valencia o Sevilla y entre los miebros de la AVGP nosotros puede verse el interesante trabajo sobre la materia de Gabriel Doménech Pascual en http://www.uv.es/avgp/Web%20AVGP/Materiales%20para%20el%20debate_files/52.%2004.%20Gabriel%20Doménech%20.pdf)En suma la institución (reglas, estructuras…) se crean jurídicamente para experimentarse en locus específicos y generalizarse a otras arenas. Ese experimento jurídico sirve para innovar en la arena de la gestión Pública concreta.
Es precisamente la diversidad, la complejidad y el dinamismo como elementos de referencia en el tránsito (cross-modern) de la sociedad moderna a la postmoderna, el fundamento que aconseja caminar hacia un paradigmas de actuación distintos de los tradicionales gobernanza como dinámica de gobernabilidad. Los aspectos estáticos y dinámicos y sus interacciones invitan a la contemplación del fenómeno sociopolítico en términos holísticos, sistémico y cibernético, para, al fin, obtener más ventajas que disfuncionalidades.
El tránsito a la nueva gobernanza es indispensable e ineludible y con ella los nuevos roles de la Administración. No hay destino social aceptable sólo con el poder del Gobierno. Es improbable que se pueda repetir en este siglo la exitosa historia del Estado que se hace cargo del desarrollo y del bienestar y la seguridad de la sociedad. Construir la nueva gobernanza implica a todas las capacidades de la sociedad civil y supone recuperar la perspectiva de la sociología política de que el Estado está empotrado en las formaciones, organizaciones y sistemas sociales.
Además de la actuación experimental con la que iniciamos este post, nos encontramos con la ‘Administración Relacional’, que supone la ruptura con el modelo de Administración uniforme en la dimensión organizativa, que se encarga de gestionar directamente todos los servicios públicos. Este rol responde a un modelo en que el aparato administrativo tradicional reduce de forma drástica sus dimensiones, reservándose la capacidad de planificación, decisión, control y evaluación y refiriendo la gestión directa de los servicios públicos a una red de instituciones públicas y, fundamentalmente, privadas. Dicho con otros términos: Gestión estratégica y la feliz expresión ‘Llevar el timón, no Remar’, o incluso simplemente ‘fijar el rumbo’ y ‘controlar la arribada al lugar de destino’. Dos de los mecanismos que más notablemente reflejan una Administración relacional es la externalización de servicios públicos, que implica la gestión de éstos por entidades privadas con y sin ánimo de lucro, así como una dinámica negociadora.
Esta dinámica de negociación es teleológica, dispone de una estrategia fijada en torno a obtener sinergias y apoyos a los proyectos y problemas. La estrategia es un camino que se construye entre la realidad de que se parte y el objetivo que se pretende. Para ello es determinante la creatividad como capacidad de producir respuestas originales a cualquier problema para satisfacer propósitos. La originalidad es uno de los pilares en la solución de soluciones creativas. Es nutriente de la innovación más allá de un mero incrementalismo y requiere valentía, pensamiento divergente y lateral -‘Lateral Thinking’, al que representa los caminos alternativos a los que no estamos acostumbrados a utilizar y ciertamente iconoclasta. Un negociador creativo debe ser visionario, optimista, perspicaz, ingenioso, reflexivo, intuitivo y proactivo. Todas estas aptitudes deben conducirnos a un examen racional de nuestras posibilidades y de los retos que hemos de afrontar, de tal manera que un análisis holístico, que tenga en consideración todas las relaciones, interacciones e interactuaciones sistémicas, enriquece la creatividad innovadora.
Un segundo rol es el de la ‘Administración Proactiva’ que pueda adelantarse a los acontecimientos, incluso en algunos supuestos, llegar a configurarlos. Esta manera de actuar supone auxiliarse de los mecanismos de transferencia y difusión de políticas comparadas, para al final, logar una innovación autóctona/contextualizada, en la arena o en el subgobierno concreto.
Todas estas dinámicas de actuación suelen conjugarse al alimón todas ellas, sin perjuicio del énfasis de una de ellas en la apolítica o en alguna la fase de ella. Y eso sí, la acción de gobierno tradicional anclada en el dirigismo (steering), no desaparece, queda en la retaguardia.

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