viernes, 20 de marzo de 2009

Desafíos para Valencia como gran ciudad


Unión Web

Los días 25 y 26 de septiembre de 2003, organizadas por la Delegación del Gobierno en la Comunidad Valenciana, se celebraron en el Palau de la Música de Valencia las ‘Jornadas sobre el proyecto de Ley de medidas para la modernización del Gobierno Local’. Las diversas ponencias correspondieron a miembros de la corporación de la ciudad de Valencia con funciones directivas, representantes de la Administración del Estado y autonómica valenciana y expertos de la Universidad.

Los temas abordados en las jornadas versaron entre otras cuestiones sobre ‘La seguridad en las grandes ciudades’, ‘La Administración local en el contexto del Estado autonómico’; ‘La nueva organización y configuración del gobierno municipal de las grandes ciudades. Siendo interesantes los temas, no hacen sino abrir boca a cuestiones de mayor calado que merecen abordarse desde una una perspectiva de sociología aplicada a las políticas públicas locales.

Hace cinco años en una de sus venidas a nuestro país el Profesor A. Giddens, Sociólogo y Director de la London School of Economics and Political Science y premio Príncipe de Asturias para las ciencias sociales 2002, ya señaló que estamos en un período de transición en el pensamiento político, consecuencia de que vivimos en una sociedad de cambio masivo de sus aspectos económicos y sociales. Nos encontramos todavía en las fases iniciales del impacto de la nueva globalización, que ha de llevarnos como la primera fase a la formación de una sociedad cosmopolita global.

Esta nueva sociedad viene anticipada por un cambio en todas nuestras instituciones tradicionales: matrimonio, familia, género o emociones personales, y de los sistemas a gran escala que nos rodean. Cada vez es menor la influencia de la tradición y costumbres y percibimos menos que nuestras vidas cada responden a un destino ineludible, marcado por razones geográficas o de clase.

Igualmente la también Profesora de Sociología R. Mayntz ha indicado recientemente que los procesos de Europeización y globalización han supuesto nuevos desafíos a nuestro entendimiento del concepto de ‘governance’. Los retos del entorno social y político precisan de un nuevo estilo de gobierno, distinto del modelo del control jerárquico. Ahora, se demanda un mayor grado de cooperación y de interacción entre las Administraciones y los actores sociales.

Estas dos actuales reflexiones descriptivo-prescriptivas de la mejor sociopolitología actual nos permiten señalar en primer término que Valencia sólo podrá ser una gran ciudad europea de verdad y no sólo jurídicamente, si parte de estas premisas.

La mitad de la población de la UE no se identifica con un partido político concreto y cada día más se rechazan ciertas dinámicas en el comportamiento de los políticos ('gollerías' y 'cacicazgos' las llaman en Costa Rica). La ciudadanía juzga a posteriori, le interesa el producto final de las Políticas Públicas expuestas electoralmente.

La Administración de la ciudad de Valencia se enfrenta a ese nuevo paradigma que supone ‘pensar globalmente, actual localmente’ y los retos anticipados, empiezan a ser ya demandas actuales y que pueden convertirse en factores de difícil ‘governance’ si no se abordan con prospectiva suficiente y desde un mayor énfasis en la gestión que en la política partisana y de intereses.

La Ley de Medidas para la Modernización del Gobierno Local, más conocida como Ley de Grandes Ciudades, será de pronta aplicación, entre otras, a aquellas que poblaciones de 250.000 habitantes o más. Pero ésta, como instrumento normativo para una mejor y mayor capacidad de gestión pública local, quedará desvirtuada sino va acompañada de otras medidas político-administrativas. Éstas pasarían por entender en primer lugar que la sociedad de bienestar, en su inteligencia actual, - más y mejores servicios con menor carga impositiva – ha de convivir con la sociedad de riesgo generada por los contextos de exclusión actuales determinados, aquí y ahora, fundamentalmente por la inmigración.

Valencia inició, tras las elecciones de mayo de 2003, una andadura política con un haber positivo en el bienestar municipal, resultando especialmente significativo la regeneración de barrios y zonas degradadas ante el acometimiento de obras de infraestructura de transporte, además de sus flores, verdor, limpieza y luminosidad, por hablar de cosas que lucen y huelen.

Pero no puede olvidarse que el aforo de una inmigración de primera generación no integrada, genera riesgos. La pobreza, la incultura, el fundamentalismo religioso, siempre conllevan injusticia y exclusión, larvándose un malestar social que acaba enquistándose en ‘guetos’. (Basta observar el ‘pigalle’ de París, sus zonas de conurbación o los enclaves a lo largo de los 60 Km. del Great London para constatar lo que estamos hablando.)

Una política municipal con pretensiones de gestión integral y globalizadora no puede limitarse al aspecto estético - zona céntrico-administrativa-comercial (‘down-town’) y zonas residenciales (‘up-town’) – sino que debe focalizarse desde el compromiso ético-político del gobierno para toda la ciudad y para todos los residentes. Valencia tiene la oportunidad de extender su ‘down-town’, pero no puede obviar que entre éste y los diversos ‘up-town’ se pueden crear bolsas ajenas al progreso. Tampoco se puede obviar que Valencia si quiere ser una gran ciudad, debe atender su zona de influencia, el área metropolitana o Gran Valencia, y la misma, puede beneficiarse de los servicios de la metrópoli y del estilo de ‘governance’ de ella, no olvidando que muchas de las bolsas de exclusión se ubican en las conurbaciones metropolitanas.

Como ha indicado J. Borja, los contextos de exclusión se integran generalmente por los denominados ‘sin ...’ (papeles, hogar, trabajo, arraigo y sin ser beneficiarios de los servicios colectivos) y las políticas de inclusión pasan por planteamientos transversales o multidimensionales en materia de Urbanismo-Infraestructuras y acción socioeconómica y educativa. Prevención antes que represión es una estrategia de prospectiva.




En el contexto precitado, el proyecto Valencia 2015 como realidad de gran ciudad, necesita de una gestión concreta por metas, de la sinergia con otras Administraciones y de una coordinación de todo su conjunto si quiere ver cumplidas sus aspiraciones de ser ciudad verde y abierta al mar, internacional europea y mediterránea, cultural y solidaria, etc...

La coordinación horizontal del proyecto Valencia 2015 y los grandes proyectos en un Centro de estrategias y desarrollo, como órgano municipal directivo de enlace táctico y control puede ser una de las claves para que los diversos proyectos (Ave, Balcón del Mar, Parque Central, Plan de expansión del puerto, ampliación del aeropuerto de Manises... etc.) supongan ‘per se’ el salto cualitativo y cuantitativo que merezcan el calificativo de gran ciudad para Valencia. Todos ellos basculan sobre los ejes de infraestructuras, seguridad, servicios sociales y oferta cultural que hagan de la ciudad un destino y no un mero paso. La gastronomía, arquitectura, arte, historia, ‘shopping’, paisajismo... han de ser atractivos de nuestro modus ‘vivendi’ europeo y mediterráneo, para que el turista pueda decir con agrado... estuve, vi, comí o compré, esto o aquello, en Valencia.

Esta combinación de ciudad del bienestar y de la seguridad está en la mente de buena parte de los Alcaldes de las siete primeras grandes ciudades. Todos desde sus idiosincrasias locales coinciden en conectar sus esfuerzos político-administrativos en materias de seguridad, vivienda, empleo, sin perjuicio de los grandes proyectos (forum de Barcelona del 2004, Expo 2008 de Zaragoza, planta de ensamblaje del avión Airbus en Sevilla,Ferrocarril metropolitano en Bilbao y, en general, la adaptación de infraestructuras para el AVE) Tal vez la recuperación del espíritu de Sr. Robert Peal en la figura del Bobby como figura policial de proximidad-servicio-prevención o los modelos de policía comunitaria (San Diego, USA) puedan inspirar aplicaciones concretas que vayan más allá de las loables apuestas porque la Policía Local (grupo X4 asistidos por trabajadores sociales y personal del Centro de atención a los sin techo) asuman competencias en prevención de atención a colectivos de riesgo, y que positiva experiencia tuvo en la colaboración con ‘La casa de los Amigos’ como centro de acogida nocturna a transeúntes.

Es lógico que se incrementen los efectivos de seguridad, educación y servicios sociales, si se quiere optar por Políticas Públicas de gran ciudad, pero hay que llevar cuidado en estancarse en la lucha del progreso por mor de la supervivencia del aparato administrativo.

Pero en esa ineludible dialéctica entre lo ideal y lo real, como ciudadanos nos exigimos no ser ingenuos en nuestras exigencias, aunque sí exigentes. La Administración, y menos la local española, no es un ‘Deus ex Machina’ que basta darle un silbidito para que aparezca cual Pepito Grillo, en todo lugar y momento, resolviendo nuestras necesidades ipso facto. No olvidemos como incluso las políticas de mínimos (abastecimientos, transportes, sanidad, ...) sufren los hachazos de la adversidad, de lo imprevisible, o lo vulnerable dónde y cuando menos se espera (cuando incluso países a la cabeza del desarrollados se queda sin energía eléctrica durante periodos largos de tiempo) o cuando muchas personas mueren en soledad por una ola de calor.

El ciudadano si quiere pertenecer a un gran ciudad no debe funcionar con el paradigma del individualismo receloso y desconfiado del aparato administrativo, (etsi non daretur), viviendo sin esperar nada o poco de su Administración y gobernantes y tampoco esperando casi todo sin implicarse socialmente en tal proyecto.El nuevo estilo de ‘Governance’ permite una Administración más participada por la sociedad y más abierta a ella.



Publicado en http://www.union-web.com/news/031007/opi02.html

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